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El Dr. Rodrigo Mancilla Fuentes y el impacto transformador del ejercicio físico contra la diabetes tipo 2
El investigador es Doctor en Fisiología y Metabolismo Energético por la Universidad de Maastricht, en Países Bajos y, forma parte del Centro de Fisiología del Ejercicio y Metabolismo (CEFEM) de la U. Finis Terrae, donde desarrolla su Fondecyt de Iniciación 2024.
Por Equipo Vicerrectoría de Investigación, Creación Artística y Doctorado
“El mejor momento del día para hacer ejercicio.” Así titulaba The New York Times una de las columnas más leídas sobre medicina deportiva y fitness en Estados Unidos en 2021, abriendo el debate sobre cómo la hora del día influye en la efectividad del ejercicio. Basado en un estudio reciente, el artículo sostenía que entrenar por la tarde, en lugar de la mañana, podría mejorar en mayor medida el control del azúcar en la sangre y reducir la grasa abdominal en adultos con diabetes tipo 2.
Detrás de este estudio y como primer autor estaba el Dr. Rodrigo Mancilla Fuentes, joven científico chileno que, en ese entonces, iniciaba su posdoctorado en la Universidad de Maastricht, en Países Bajos. La difusión de la investigación, no solo divulgó su trabajo en uno de los medios más influyentes del mundo, sino que consolidó la línea de investigación que venía desarrollando desde 2019, y que buscaba demostrar cómo el ejercicio físico puede ser una herramienta efectiva para mejorar la salud de las personas con diabetes tipo 2.
Esta patología afecta a 62 millones de adultos en nuestro continente y está asociada principalmente al sobrepeso y a la inactividad física, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El estudio desarrollado por el Dr. Mancilla, durante su Doctorado en Fisiología y Metabolismo Energético, junto a sus colegas del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, evaluó esta enfermedad, específicamente a personas con Diabetes Mellitus tipo 2, hígado graso y obesidad, sometiéndolas a un programa de entrenamiento en bicicleta estática por 12 semanas.
La innovación de este estudio, tuvo que ver con su enfoque: comparó los efectos en la salud, que tiene el entrenamiento en distintos momentos del día. “A diferencia de lo que comúnmente se cree, que entrenar por la mañana es más beneficioso, nuestros resultados revelaron que el grupo de la tarde (3 – 6 pm) mostró una reducción significativa en la grasa visceral, mayor sensibilidad a la insulina y una mejora en la función muscular, en comparación con el grupo de la mañana (8 – 10 am)”, explica el científico, quien en 2023, se unió al equipo de investigadores del Centro de Fisiología del Ejercicio y Metabolismo (CEFEM) de Facultad de Medicina de la Universidad Finis Terrae.
Si extrapolamos esta investigación a la población chilena, ¿qué resultados podríamos esperar?
“Aunque hay diferencias culturales y de estilo de vida entre holandeses y chilenos, todos tenemos la misma fisiología básica. De hecho, en una población más sedentaria y con sobrepeso como la chilena, los beneficios podrían ser aún mayores. Cuando una persona con poca capacidad física comienza a ejercitarse, su tasa de mejora suele ser más rápida y de mayor magnitud en comparación con alguien que ya tiene un buen estado físico”.
“Diabesidad”: la enfermedad del siglo XXI
Esto es especialmente relevante en un país donde la inactividad física en niños de 11 a 17 años alcanza un alarmante 87%. “La diabetes es el reflejo de un deterioro que comenzó mucho antes con prediabetes, resistencia a la insulina o intolerancia a la glucosa; factores que se van acumulando y explotan con el diagnóstico de la diabetes”, dice con preocupación el Dr. Rodrigo Mancilla .
Sobre lo mismo, un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet (2024) revela que Chile es el segundo país de América Latina, después de Panamá, con mayor aumento en obesidad en los últimos 30 años. Se proyecta que, para 2035, 4 de cada 10 chilenos podrían padecer sobrepeso. Esta tendencia se ve reflejada en el término “diabesidad”, que describe la estrecha relación entre diabetes tipo 2 y obesidad, que algunos especialistas consideran la epidemia del siglo XXI.
“No se trata solo de decirle a la gente que se mueva más; necesitamos ofrecer soluciones realistas y personalizadas que consideren las limitaciones del tiempo, el entorno y los hábitos culturales”, destaca el Dr. Mancilla, resaltando la importancia de difundir estos esfuerzos científicos con la comunidad, tarea de divulgación y vinculación con el medio que realiza como académico-investigador de la Facultad de Medicina.
¿Qué recomendaciones generales daría a las personas adultas que buscan mejorar su salud metabólica?
“Una sesión de 30 minutos de ejercicio aeróbico a intensidad moderada, combinado con entrenamiento de fuerza, puede hacer una diferencia notable. En nuestro estudio, vimos que este tipo de entrenamiento no solo mejora el control de la glucosa, sino también disminuye el contenido de grasa almacenada en el hígado, mejora la capacidad aeróbica y la composición corporal. Es fundamental personalizar las recomendaciones, pero en general, mantenerse activo de manera constante es muy importante”.
La revolución del ejercicio de alta intensidad
Precisamente, la combinación de ejercicios de resistencia y fuerza es la línea de investigación que el Dr. Rodrigo Mancilla sigue actualmente. La reciente adjudicación del proyecto Fondecyt de Iniciación 2024 “¡Dale duro! Efectos del entrenamiento en intervalos de alta intensidad sobre la sensibilidad a la insulina del músculo esquelético en individuos con diabetes tipo 2”, es una innovadora propuesta para abordar el manejo de los niveles de glucosa en sangre de adultos con diabetes a través de la aplicación de entrenamiento intermitente de alta intensidad (HIIT, por sus siglas en inglés) para la mejora de la sensibilidad a la insulina.
“Este tipo de ejercicio -muy de moda durante la pandemia- tiene el potencial de ofrecer una alternativa eficiente y accesible para el control de la diabetes, especialmente considerando que el HIIT requiere menos tiempo de ejercicio activo en comparación con otras modalidades de ejercicio”, explica Mancilla, quien también es parte del Doctorado en Ciencias del Ejercicio de la Universidad Finis Terrae.
Además de seguir con sus líneas de investigación sobre diabetes, obesidad y envejecimiento saludable, el Dr. Mancilla espera comenzar a explorar estrategias novedosas para mejorar la salud metabólica de adultos en Chile. Por ejemplo, utilizar la exposición a diferentes temperaturas ambientales puede ser usada para mejorar la sensibilidad a la insulina o el uso de luz solar para tratar trastornos metabólicos. Todos estudios con resultados prometedores, que pudo observar durante sus ocho años como investigador en la Universidad de Maastricht, en Países Bajos. “El diálogo entre la ciencia y la actividad física ha evolucionado y está relacionado directamente con la salud de las personas”, concluye el joven científico, convencido que desde el Centro de Fisiología del Ejercicio y Metabolismo (CEFEM) pueden liderar avances significativos sobre esta materia.