Incertidumbre sobre la salud del Papa marcó este “Miércoles de Cenizas” e inicio de la Cuaresma
Hoy se celebró la liturgia en toda la Iglesia Católica, que marca el inicio del tiempo litúrgico de preparación para la Pascua. Académicos del Instituto Escuela de la Fe de la Universidad Finis Terrae aquí explican su origen y su sentido espiritual.
La celebración de “Miércoles de Cenizas” se realizó en toda la Iglesia Católica mundial, que es el inicio de la Cuaresma, y este año estuvo marcada por la preocupación que existe sobre la salud del Papa Francisco, que aún se encuentra internado en el Hospital Policlínico Gemelli, en Roma.
Según explica el secretario académico del Instituto Escuela de la Fe de la U. Finis Terrae, Gonzalo Quivira, la celebración de la Cuaresma comenzó alrededor del siglo IV. En un principio fueron 36 días de penitencia, que representaban los 40 días bíblicos que se mencionan en los episodios del diluvio universal, los 40 años del éxodo del pueblo de Israel (Antiguo Testamento) y el retiro de Jesús en el desierto. Desde el siglo VII se agregan los 4 días faltantes, trasladando el inicio al miércoles anterior al primer domingo de Cuaresma. A fines del siglo XII, detalla, se instauró el “Miércoles de Cenizas”, que es una ceremonia en que se imponen las cenizas en la frente de los fieles, con la cual se da inicio a los 40 días de Cuaresma, como se celebra actualmente.
La liturgia del “Miércoles de Cenizas” se caracteriza por la imposición de las cenizas, polvo que proviene de la incineración de los ramos utilizados en la celebración del “Domingo de Ramos”, que se entregaron el año anterior y que los fieles devuelven a sus templos para este fin. Una de las fórmulas que dice el ministro que impone las cenizas es “polvo eres y en polvo te convertirás”, aunque en los últimos años se ha hecho más popular decir “conviértete y cree en el Evangelio”. Ambas fórmulas, dice Quivira, son válidas actualmente.
El uso de las cenizas tiene un sentido simbólico, según explica el académico: “Si uno observa la Biblia las cenizas tienen al menos tres sentidos: Uno tiene que ver con la fragilidad humana (“polvo eres y en polvo te convertirás”); un sentido de penitencia, ya que en el Antiguo Testamento el profeta Daniel y el rey David las utilizaron como expiación de los pecados y, finalmente, hay un sentido de purificación”.
Conversión interior
Muchas personas entienden el “Miércoles de Cenizas” como un día de abstinencia y, en el caso de Cuaresma, como un período de sacrificio frente a algunos “gustitos”, por ejemplo, en la alimentación.
Sin embargo, Quivira profundiza en el significado de este período, “que tiene que ver con la conversión interior. Estas acciones externas, como no comer chocolate, no tomar bebidas o alcohol, solo tienen sentido en la medida que ayudan a las personas a tener un mayor dominio de sí mismas, y a tener un mejor trato con los demás, por ejemplo”.
Así, “Miércoles de Cenizas” y “Viernes Santo” son días de sacrificio, en los cuales la Iglesia Católica recomienda no comer carne. “Durante muchos años, la carne se ha asociado como un privilegio. Si bien eso en parte se mantiene, sobre todo considerando los precios de hoy, tampoco hacer un banquete con pescados y mariscos, o sushi, porque el tema es hacer penitencia que lleve a un cambio interior de las personas”, señala Quivira.
Como signos visibles de la Cuaresma, los templos se preparan con pocos adornos y flores. La Liturgia utiliza el color morado, como signo de penitencia, se deja de cantar el Gloria y el Aleluya en misa, como forma de reservar el gran júbilo y alegría para el tiempo pascual.
“Este cambio externo debe ir de la mano de una transformación interior, practicando el sacrificio (ayuno y abstinencia), la caridad y el amor a los hermanos”, recalca Quivira.
La “cajita de Cuaresma”
En la liturgia del “Miércoles de Cenizas” y, habitualmente, el domingo siguiente, se entrega a los fieles una alcancía de cartón que es parte de la campaña de Cuaresma de Fraternidad de la Iglesia Católica chilena, que es impulsada desde 1982. La colaboración que se realiza anualmente va a grupos específicos, como familias vulnerables.
“Esta campaña tiene el objetivo de la práctica de la caridad. Si me privo de algo es para ser mejor persona, en definitiva, para amar”, explica Quivira. En este sentido, agrega, existen otras prácticas de Cuaresma como la visita a los enfermos, el mejor trato a la gente y el cuidado del desvalido, entre otras.
Sostuvo que el objetivo de la “cajita de Cuaresma” es que haya un ejercicio de sacrificio, de algo que le cueste a la persona y no poner algo de dinero a última hora con el objetivo de cumplir. Esto va en línea en uno de los episodios de la vida de Jesús, quien destacó el sacrificio de una viuda, que dio lo que apenas tenía, versus la donación de otras personas, que entregaron lo que les sobraba.
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