La posibilidad de poner una pausa en las actividades diarias y disponer de momentos de reflexión entregó el retiro espiritual organizado por la Pastoral de la Universidad Finis Terrae, destinado a integrantes de la comunidad universitaria.

La jornada se desarrolló el pasado 21 de diciembre y contó con la participación de miembros de distintas áreas de nuestra Universidad, quienes pudieron encontrar espacios para centrarse en la meditación, oración y encuentro con Dios.

Ana María Sanín, directora de la Pastoral, señaló que la idea de llevar a cabo esta jornada “surgió de varios colaboradores que, de una u otra manera, nos preguntaron si en la Pastoral hacemos algún retiro, jornada de reflexión o un encuentro para profesores o colaboradores”, apuntando que lo que pedían “era un espacio para retirarse por un momento, poner el freno de mano a la vida tan activa que llevamos normalmente y detenerse a agradecer, a mirar lo que Dios ha hecho en nuestras vidas y lo que quiere decirnos”.

“Fue una experiencia muy positiva para los participantes y también para el equipo de la Pastoral. Vimos mucha sed de silencio, de desconexión de las cosas menos importantes y superfluas, para volver a centrarse en las más importantes” agregó, indicando que “cuando Dios encuentra un alma bien dispuesta a recibir sus dones, Él hace maravillas en ella y todos estaban con las puertas de su corazón bien abiertas, donde Dios entró a sus almas para iluminarlos, consolarlos, guiarlos y protegerlos”.

Ana María Sanín sostuvo que “al finalizar el retiro, comentamos lo que nos ayudó a cada uno y pudimos constatar, una vez más, aquello del Evangelio de la multiplicación de los panes: con sólo dos panes y tres pescados, Él da de comer a mucha gente. En un retiro, en un encuentro con Dios, en un momento de oración, uno llega a Dios con sus pocos panes y peces, y Dios los toma y los multiplica”, adelantando que la idea es repetir esta experiencia en 2022.

Rodrigo Guesalaga, decano de la Facultad de Economía y Negocios, fue uno de los asistentes y expresó que su experiencia “fue muy buena. Hubo una excelente organización de parte de la Pastoral de la Universidad, quienes con mucha pasión y cariño nos acompañaron durante el día con meditaciones guiadas, tiempos de oración en silencio, y un par de momentos para compartir lo vivido en comunidad”.

“Algo que me pareció bien especial, es poder conectarse con las otras personas que participaron del retiro, incluso durante los momentos de oración personal en silencio; se generó un espacio muy rico en que compartimos con nuestros compañeros de trabajo de una manera distinta” apuntó.

El decano reconoció que “para quienes somos creyentes, es un regalo el poder conectarnos con Dios de distintas formas durante este tiempo; a través de instancias formales de oración, pero también buscando momentos de conexión durante nuestra rutina diaria y a través de las cosas que hacemos y las personas con las que compartimos. Veo una necesidad muy grande de sentirnos contenidos, acompañados y también agradecidos y esperanzados”.

Por último, Rodrigo Guesalaga indicó que, en su caso, los beneficios de este retiro pasó por “parar, durante un día, una rutina muy intensa de actividades y encontrarme conmigo mismo en compañía de Dios. Me permitió mirar hacia atrás, con cierta claridad y mucha paz, para luego mirar hacia adelante y proyectar un poco el tipo de persona que quiero ser. Este retiro también me ayudó a afianzar mi identidad con la Universidad y su humanidad y a valorar aspectos de este lugar de trabajo que van más allá de lo estrictamente laboral”.