El Consejo de Escuelas propuso siete candidatos a la Comisión de Creación Artística de la U. Finis Terrae que, a su vez, convocó a un jurado deliberativo compuesto por cuatro académicos que evaluó diversos antecedentes como trayectoria, reconocimientos, participación en instancias de cooperación y cartas de patrocinio.
Gran parte de las creaciones de Osvaldo Peña están presentes en espacios públicos cotidianos como el Metro de Santiago, el Parque Forestal, el Parque de las Esculturas y el Congreso Nacional, además de universidades en diversas regiones de Chile y otros lugares del país.
“Las obras representan cosas diferentes para las personas. Algunas de mis creaciones, como las de madera, siento que emotivamente interactúan de mejor manera con las personas, porque pueden oler la madera, tocar su textura, apreciar sus colores. Es como traer el bosque a la ciudad, entonces hay múltiples factores que ayudan a interpretar o a sentir”, destaca.
Trayectoria y obras
Peña estudió en la Escuela de Bellas Artes en la Universidad de Chile, donde fue alumno del escultor Ricardo Mesa. A lo largo de su amplia carrera se ha destacado por crear obras para representar al hombre contemporáneo caminando y otras que rompen con la tridimensionalidad e incorporan espejos y láminas para provocar e involucrar al espectador.
En sus inicios como escultor, en la década de los 70, se dio a conocer con obras creadas en resinas plásticas y fibras de vidrio. Tras esto, por varios años dedicó su trabajo al uso del acero con una temática más bien urbana. En la década del 90 cambió el acero para trabajar con madera.
“El arte nos hace más humanos. El arte tiene la capacidad de soñar por todos. De alguna manera los artistas sueñan por la sociedad, uno interpreta parte de los sueños colectivos que tiene la sociedad contemporánea”, subraya.
– Esto de “soñar por todos” puede ser algo importante de reflejar en sus obras que están presentes en los espacios públicos. ¿Qué tan importante es que el arte sea parte de la vida diaria de las personas?
– Creo que el arte debería ser parte de la sociedad contemporánea. Todos podemos ser artistas de alguna manera. El arte público es democrático, porque al estar en espacios comunes se comparte y todos pueden interpretar esa experiencia dependiendo de dónde vengamos o qué hayamos estudiado.
Inspiración y proyección
Algunas de las obras emblemáticas de Peña que estén presentes en espacios públicos son “Pueblo”, escultura de acero forjado ubicada en el Parque Forestal; “Verde y Viento”, escultura de barras de fierro pintado ubicada en el Parque de las Esculturas; “El viaje”, escultura en bornite y estructura de acero ubicada en la Estación Universidad Católica; “El Puente”, escultura de madera integrada de ciprés y madera natural de coihue ubicada en la Estación de Metro Santa Ana, y “Espiral” escultura en acero y fibra de vidrio ubicada en el Edificio World Trade Center en Providencia.
Muchas de sus obras están enfocadas a la representación del hombre contemporáneo caminando. ¿De dónde nace esta idea y qué quiere proyectar?
– Tiene que ver con el avanzar, caminar y desplazarse. Es desde un lenguaje escultórico, por ejemplo en una de las obras más importantes para mí es “El Puente”, que actualmente se encuentra en la Estación Santa Ana del Metro de Santiago. El Puente es un tronco gigante que atraviesa la vía, pero se puede ver que está cortado en la mitad, y quien une ese puente es el personaje que camina. Uno puede ser un puente en sí mismo y superarse. Lo mismo pasa en las obras donde se ve una persona caminando en una elipsis o un círculo, ahí se habla de la repetición y de lo cotidiano.
¿Por qué la obra “El Puente” logra tal importancia para usted y desde donde nace la inspiración?
– Vi gente caminar y desplazarse. Entendí que el Metro es un punto que une dos líneas y el caminar es eso. Creo que esa obra la resolví bien. Es importante desde el punto de vista expresivo, porque el Metro es un móvil que une dos puntos, y la obra “El Puente” es lo mismo, es una metáfora y la vida también; naces y mueres. Por eso está ese personaje en ese trayecto.
La academia como una inspiración
El destacado escultor es académico de la Facultad de Artes de la Universidad Finis Terrae desde el año 2004, y desde sus inicios en la casa de estudios introdujo técnicas de trabajo en escultura en madera y metal.
¿Cómo ha sido para usted traspasar el conocimientos a nuevas generaciones y ver lo que logran con sus creaciones?
– Estar con gente joven siempre ha sido muy bueno. Es revitalizador y puedo compartir con ellos lo que he ido aprendiendo. Mis clases de hace 20 años no son igual a las que hago ahora. Junto a los alumnos he ido descubriendo y aprendiendo en este tiempo sobre lenguaje escultórico o conocimiento de los lenguajes técnicos, todo eso se traspasa a los alumnos.
¿Al final los alumnos también pasan a ser maestros?
– La docencia tiene eso de ser retroalimentador, porque en la medida que uno dialoga con el estudiante acerca de su propuesta, también va descubriendo cosas para uno. Si tengo 20 alumnos, corrijo a 20 y de alguna manera también estoy haciendo 20 trabajos al ayudarlos e interpretando lo que quieren, en ese sentido es un aporte de ida y vuelta.
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