Roberto Cabezas, periodista: “Nuestra vida ha cambiado radicalmente”
El ex editor de “Contacto” (Canal 13) vive en España hace nueve años y contó su experiencia del confinamiento, los medios de comunicación, la cobertura informativa, el coronavirus, la crisis de la pandemia y su lento regreso a la normalidad.
Roberto Cabezas es un experimentado periodista chileno, ex editor de “Contacto” (Canal 13) y Chilevisión, que le tocó cubrir desastres naturales e investigar intrincadas realidades durante más de 15 años. Pero nunca había vivido una pandemia. Y menos en España, donde reside hace nueve años como Executive Director of Career Services de la Universidad de Navarra.
El nuevo invitado del ciclo #Periodismoenlínea , que tuvo su encuentro con decenas de alumnos y profesores el jueves 4 de junio, relató cómo fue vivir el confinamiento en uno de los países más críticos de la pandemia, con más de 28 mil muertes a la fecha. “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, llegan todas las dudas (…) En todo caso, esto no es un pozo, es un túnel. No debemos perder la luz en este torbellino de negatividad”, afirmó.
Desde su casa en Pamplona, Roberto explicó que el desánimo es normal en estas situaciones y que, con los cambios que nos está proponiendo el mundo, “el peligro de cansarnos y saltarnos las medidas de confinamiento, el desánimo, es normal. Se ve una nube negra, viene la amargura, cosas ingratas, peor hay que ser persistentes, no perder las ganas y hacer que nuestro trabajo ayude mucho”.
Desde su punto de vista, en España también ha habido problemas de información que han generado confusiones en la población, por lo que no es un tema puntual de Chile. “Nos han metido milongas desde el 12 de marzo, que estamos en mesetas, etcétera. Las claves interpretativas nos hacen comparar versiones sobreintepretadas frente a versiones ultranegacionistas, medidas a lo Trump. Tenemos que dejar que esto decante y hable. Aprender de la contaminación”, dijo.
Para él, no han existido “expertos en pandemia” ni se ha estado a la altura para poder informar de la contingencia, pues cubrir una situación de esta envergadura supone un enorme reto. La crisis ha generado una nueva agenda informativa, con varias aristas, que ha implicado cambiar la forma de enfrentar el trabajo periodístico, desde el reporteo hasta la conferencia de prensa.
“Hay ciertos ángulos de la cobertura periodística que pueden darse, a través de un ejemplo. Hay ciertas decisiones periodísticas de medios injustificables, que promueven la ansiedad, como el tema del papel higiénico. Ante la escasez europea de papel confort, hubo una estampida a comprar. En un lapso de dos semanas, había una irracionalidad preocupante”, relató.
Si bien no ha seguido la realidad nacional con detalle, Roberto conoce bien lo que ha pasado en Chile y cree que su imagen se ha visto muy afectada desde octubre pasado. “En los círculos de conversación se ve con preocupación al país. La gente se sorprende, porque se había formado la idea de un país serio, prudente, lo suficientemente razonable para buscar consensos. Dábamos una imagen que se había tejido una dinámica de relación entre todos los partidos políticos que tenia una vocación de consenso. Por eso el estallido es inentendible. Subió el precio del metro y se montó todo. ¿Qué pasa en este país? Se nos desfigura, nos cambia, es incoherente. Chile no había expresado esa molestia. La cobertura va por ahí. Ese traje gris, serio, de corbatilla , pasa a montarse esta historia donde nadie se quiere, todos se odian. Es raro”, comentó.
En su perspectiva, luego de los distintos hitos que ha vivido la sociedad en los últimos años -como la caída de las Torres Gemelas, en el 2001-, la forma de hacer periodismo cambió y ahora también lo hará.
“Con la ‘prepandemia’ ya estaba cambiando, venía la revolución tecnológica, había una intensidad que estábamos viviendo, que se ha agudizado aún más. Esto nos hace ver que vamos a tener que vivir con esta incertidumbre, nos tenemos que acostumbrar a vivir ante un abismo, que cambia a una velocidad descomunal. Esta incertidumbre nos hace seres frágiles. Nos hace ver la vulnerabilidad, el sistema político-económico…, todo se ve fragilizado y remecido. El mundo se ha levantado muchas veces y debemos ver una construcción entre todos, con una visión menos egocéntrica, mucho más generosa y salir de una zona de confort. Nos creíamos los ‘súpertodo’. No somos los ‘súpertodo’”, agregó
Con una realidad vulnerable, como describe la situación en España, Roberto sostuvo que las dudas generadas por la pandemia han traído una desconfianza generalizada, pero también una falta de historias humanas que relaten la realidad del ciudadano. “En Chile se cuestiona lo que sale, cómo es la visión de los medios. Rozábamos el tema de la confianza y esta circunstancia es tan extrema y dolorosa… Nunca había estado en mi casa tanto tiempo. Nunca había dejado de hacer las cosas, nuestras vidas han cambiado radicalmente. Y ahora llegamos a la información de una manera que no nos gusta. Como no nos creemos lo que nos ponen por delante, tenemos la duda. La situación acá (España) tiene que ver con las confianzas que se han perdido. Los gobiernos tampoco tenían un manual de decisiones, pero se ha echado mucho de menos en España asumir el error y seguir con la verdad por delante. Se ha ocultado información”, afirmó.
Aunque en España se contabilizan casi 28.000 fallecidos y están comenzando su etapa de desconfinamiento, el periodista cree que hay algunas cosas que deben pasar para que la calma se instale en la sociedad.
“No me atrevería a decir que estamos en pospandemia, porque todavía estamos en estado de alerta… Hay que dejar que esto respire. Tiene que decantar para comentar los errores que se han cometido o la manera de acceder a la información. Ahora hay que desconfiar un poco más, de manera transversal a todos los medios, porque (los periodistas) estamos acostumbrados a preguntar y contrapreguntar, y no lo podemos hacer (…) Por eso, que la alegría del servicio público no nos impida conmovernos con el dolor, es una deuda periodística”.
Si bien todavía siente que están viviendo las consecuencias del regreso a ciertas costumbres, el ex editor de “Contacto” todavía percibe que los aprendizajes de la pandemia se están construyendo: “Cuento cosas, pero lecciones a nadie. Esto ha removido de tal manera que nos ha devuelto que, en la vida, lo más importante sea lo más importante. O vuelva a ser lo más importante. Hay una reconstrucción de nuestra propia hoja de ruta. La brújula está donde debe estar. Me da la impresión que esta crisis nos va a hacer profesionales menos individualistas, mirándose menos el ombligo, más interconectado con las situaciones. Hemos perdido gente y, en esta construcción de un mundo más justo, vamos a sumar. La vida no es divertida, es dura. Y esta historia de nuestro mundo esta siendo súper dura, muchas veces, como en otras tantas. La incertidumbre, la fragilidad, no me puede desanimar. No nos podemos permitir perder la esperanza”.
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