Director de Periodismo U. Finis Terrae fue jurado en tres importantes premios periodísticos
El periodista Rommel Piña aquí relata qué significó para él haber sido convocado para definir el Premio Lenka Franulic, el Premio Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado y el I Premio Nacional Periodismo en Cáncer.
Como un honor, calificó Rommel Piña, director de la carrera de periodismo de la U. Finis Terrae, el haber sido invitado a formar parte del jurado de tres importantes distinciones periodísticas en Chile.
El periodista fue convocado para dirimir los premios Lenka Franulic, que otorga la la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas de Chile; el Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado y la primera versión del Premio Nacional Periodismo en Cáncer “La Palabra es Esperanza”, que es organizado por diversas instituciones ligadas al tratamiento de esta enfermedad y la U. Finis Terrae.
“Es un reconocimiento a la persona, pero también a la Escuela de Periodismo. Hay periodistas que creen que este tipo de situaciones solo benefician de manera personal, pero creo que aquí se está reconociendo una manera de hacer las cosas. Que confíen en nosotros implica que confían en cómo hacemos las cosas”, comentó el académico.
También destacó haber sido el único hombre en el jurado del premio Lenka Franulic: “creo que se debe a nuestro respeto por la diversidad y por la dignidad de las personas”, dijo.
Especialista en marketing digital, dirección académica y edición periodística, Rommel Piña confesó que su trabajo en la Universidad Finis Terrae ha sido un experiencia muy gratificante por la calidad de las personas y el trabajo en equipo, así como también por todos los desafíos que abre la búsqueda constante de la excelencia.
Sobre el sello de la Escuela de Periodismo, subrayó que “para ser buen periodista, primero debes ser buena persona” y es que, a su juicio, no basta solo con manejar todos los conocimientos teóricos, sino que hay que tener credibilidad, “la única herramienta que los periodistas no pueden hipotecar”, sentenció.
¿Qué significó para usted ser miembro del jurado de estos tres importantes premios periodísticos nacionales?
Que te llamen a participar de estos jurados siempre será un honor. Es un reconocimiento a la persona, pero también a la escuela. Hay periodistas que creen que este tipo de situaciones solo benefician de manera personal, pero yo creo que aquí se está reconociendo una manera de hacer las cosas. Que confíen en nosotros, implica que confían en cómo hacemos las cosas. Ser el único hombre en el jurado del premio Lenka Franulic -que entrega la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas- creo que se debe a nuestro respeto por la diversidad y por la dignidad de las personas. Ser llamado a presidir y organizar el premio La Palabra es Esperanza es una invitación a preocuparnos por innovar y porque buscamos hacer cosas distintas. Es parte de lo que venimos a hacer acá: contribuir.
¿Cuáles son los criterios que rigen a la hora de evaluar?
Cada premio tiene criterios de evaluación distintos. En algunos se premia a la persona y en otros, los trabajos. Pero siempre se atraviesan valores y principios inequívocos: honestidad, compromiso, entrega, veracidad, profundidad, novedad y relevancia. Puede ser que un reportaje reúna todo eso, pero la persona también debe ser creíble y tener compromiso con su profesión para ser reconocida. Luego de eso, y que cada miembro del jurado defiende sus puntos de vista, se llega a votar o consensuar un resultado. En todos los jurados me ha tocado ser parte de un proceso democrático y muy transparente.
Para usted ¿qué significa ser un buen periodista?
Para ser buen periodista, primero debes ser buena persona. Lo dijo Ryszard Kapuściński en su última entrevista televisiva. Y hay mucho de razón ahí. Siempre se debe encender la luz para ver cómo las cucarachas corren a esconderse. Para eso, no hace falta solo manejar tecnologías, editar bien, bajar la última app o conocer la nueva técnica en periodismo de datos. Para eso hace falta credibilidad. Y esa es la única herramienta que los periodistas no pueden hipotecar. Si las personas no te creen, no sirve de nada ser el profesional mejor conectado del mundo o tener todos los dispositivos enlazados. Si no te creen, nada de lo que digas será digno de confianza. Por lo mismo, en días como estos, la ética profesional y personal es invaluable. En Periodismo somos intransigentes con el plagio, la mentira y el engaño. Porque las personas confían en los periodistas. Y si uno no se forma siendo una persona integral y con un ideario bien establecido, difícilmente va a poder ser bueno en lo que hace.
¿Qué es para usted ‘ser mejor’?
Ser mejor no es una meta, es un camino. No se llega a ser mejor sino que se busca ser mejor. Y esa búsqueda es constante. Nunca se debe creer que hemos llenado nuestro vaso, sino que debemos estar dispuestos a vaciarlo constantemente, para que así se pueda completar de nuevo. Esos conocimientos y habilidades frescas te permitirán ir avanzando siempre. Así, cualquier cosa que hagamos, nos planteará nuevos desafíos y nuevos objetivos. Dicen que lo único constante es el cambio. Es cierto. Los liderazgos son dinámicos y adaptables, porque deben saber cómo manejar esos giros, conocerse bien y afrontar con entereza cada momento. De ahí que un buen líder no es eterno. Más bien es alguien que sabe que siempre puede ser mejor.
¿Cómo ha sido trabajar en la U. Finis Terrae?
Ha sido una experiencia muy gratificante. No solo por los desafíos y cosas que hemos podido hacer en Periodismo, sino también por la calidad de las personas que nos rodean en la Facultad (de Humanidades y Comunicaciones) y la Escuela (de Periodismo). Aprendo de ellas todos los días y trato de contribuir, aunque sea con un pequeño grano de arena, a lo que ellos necesiten. Ese clima no se da en todas partes y se debe fundamentalmente a que no somos solo un grupo de personas trabajando por un objetivo, sino que somos un equipo.
¿Cuáles son sus objetivos como director de la carrera de Periodismo en la U. Finis Terrae?
Ahora que Periodismo ha vuelto a ser una escuela, lo importante es poder vincularlo más a la comunidad, sin perder su excelencia. Durante muchos años hemos sido de las mejores escuelas de periodismo del país y, si bien no fue fácil llegar hasta ahí, siempre lo difícil será mantenerse. Para eso, debemos resguardar la excelencia de nuestros profesores, de nuestros alumnos, de nuestro rendimiento y de nuestra percepción en el entorno. Tenemos nuestros ojos puestos en la transformación digital, el nuevo perfil del periodista, la vinculación con el medio y nuestra contribución a la innovación e investigación en comunicaciones. Todo eso parte por desafiarnos constantemente y construir comunidad, de la mano de la calidad académica. Si queremos egresar a los mejores periodistas de las próximas generaciones, tenemos que ser los mejores de esta generación.