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La relación entre las familias y las escuelas sería clave para enfrentar algunos de los desafíos que presenta el escenario actual chileno
Cinco expertos de España, Brasil y Chile entregaron elementos centrales para entender la participación y el involucramiento de los padres en la formación de sus hijos en un contexto de creciente diversificación social y educativa a nivel global.
Pasar de la “participación” a la “implicación” de las familias en el proceso de formación educacional de los hijos es, a juicio de cinco expertos en educación, el gran cambio de paradigma que viene en la relación familia-escuela.
Esa fue una de las principales conclusiones del Seminario Internacional “Familia y Escuela en Contexto de Diversidad: Desafíos para las políticas públicas y la formación inicial docente”, organizado por la Escuela de Ciencias de la Familia de la U. Finis Terrae.
Los expositores, provenientes de España, Brasil y Chile, desmitificaron lo que hasta ahora se entiende por participación de la familia en los centros educativos y explicaron que las lógicas actuales con que se abordan los Centros de Padres no son suficientes para enfrentar los desafíos de un mundo globalizado y socialmente diverso.
El Dr. Jordi Garreta, académico de la Universidad de Lleida, España, quien expuso sobre el sistema educacional español y la implicación parental en la educación, explicó que existen diversas formas de implicación parental, como reuniones, actividades escolares y muchas otras formas de demostrarle a los hijos que se tiene interés en la educación que están recibiendo. “La implicación parental es importante porque le muestra a los niños que le interesa a los padres”, subrayó.
El Dr. Garreta explicó que, hasta ahora, las familias habían percibido que su rol era mantenerse fuera de la escuela (extramuros) y que debían implicarse solo en lo que fueran requeridos. En ese sentido, resaltó la importancia de que se realice un trabajo más institucionalizado entre familias y escuelas, desde una lógica más representativa, de voces colectivas, vehiculizadas a través de los centros de padres y consejos escolares.
“El valor que tiene la implicación parental para la escuela en su conjunto es relevante, tanto para los docentes como para los apoderados que estarán más satisfechos, dado que conocen más el trabajo que se realiza con los hijos y se reconoce su rol en casa. Es importante apostar más fuertemente por una formación docente que tenga más en cuenta el rol de las familias fuera y dentro de la escuela y que cambie actitudes de cierre respecto a ellas”, dijo el español.
Junto con ello, resaltó la importancia de repensar cómo podemos establecer nuevas y mejores relaciones entre los padres y las escuelas, salir de las lógicas antagónicas y transitar hacia relaciones complementarias centradas en dar una mejor educación para sus hijos.
“Hay muchas variaciones y posibilidades, no hay un único modelo de implicación, sino que hay muchísimos y depende de los familiares, las expectativas, actitudes, incluso del funcionamiento de los centros escolares que hacen que el sistema educativo invite o no a una mayor implicación de los padres”, dijo.
De la participación a la implicación
La Dra. Verónica Gubbins, coordinadora del área de Desarrollo Académico, Familia y Educación de la Facultad de Educación, Psicología y Familia de la U. Finis Terrae, es categórica al hablar sobre la relación entre familia-escuela. “La participación pasa por condiciones de posibilidad, no solo por voluntad o el ‘deseo de’. Desde ahí tenemos que trabajar más, porque hay muchas familias que quieren implicarse, pero no pueden, o no saben cómo hacerlo”, explicó la doctora en Educación.
De acuerdo con la académica es necesario “articular las políticas educativas con las políticas de conciliación de familia y trabajo y cómo se entiende el mercado laboral hoy. Aquí tenemos un tema estructural que dificulta que nos vinculemos más, entonces qué es lo que me interesa: participación – presencialidad, relación o una implicación real”, destacó.
A juicio del Doctor en Antropología Héctor Cárcamo es importante dejar de hablar de “participación”, ya que de esta manera se objetivo la relación. “No hay que quedarse con esta idea de la participación, sino de implicación, la cual requiere que las familias le pongan atención al concepto de la forma, los proyectos, las planificaciones, la intencionalidad, porque en una relación siempre hay dos, no solo lo que espera la escuela, sino también qué esperan las familias (…) he ahí el cambio paradigmático en la relación entre las familias y escuelas”, expresó el director del Grupo de Investigación Familia, Escuela y Sociedad de la Universidad del Bío-Bío.
Para ello, el académico plantea la importancia de relevar los pre-conceptos que tienen los futuros docentes con el fin de comprender desde dónde se construye dicha relación. Según los resultados de su investigación, en la formación inicial docente hay muchos jóvenes que tienen una idea preconcebida sobre cómo debe ser la relación con los padres, la cual, en muchos casos, produce un problema de expectativas versus realidad.
En el seminario internacional expusieron Jordi Garreta, Verónica Gubbins y Héctor Cárcamo, las académicas Rosa Maria da Exaltação Coutrim, doctora en Humanidades, Sociología y Política, profesora e investigadora de la Universidad Federal de Ouro Preto; y Alejandra Santana López, Doctora en Ciencias de la Educación, encargada de ética de investigación en Ciencias Sociales, Artes y Humanidades de la Pontificia Universidad Católica de Chile.