Entre agosto y septiembre, la Oficina de Integridad y Equidad sostuvo encuentros con cada uno de los decanos para dar a conocer los resultados de la Encuesta de Diagnóstico realizada meses atrás y explorar posibles líneas de colaboración para este y el próximo año.
Las reuniones evidenciaron que las problemáticas vinculadas a estas materias no son uniformes en toda la institución, sino que reflejan necesidades específicas y diferenciadas según la disciplina y la cultura de cada facultad.
En estos encuentros también se levantaron requerimientos particulares de cada unidad. Entre las solicitudes destacaron: la realización de talleres con ayudantes y docentes sobre herramientas para el trato con estudiantes; una mayor presencia física de la Oficina en las facultades; la posibilidad de sostener reuniones con los centros de estudiantes; y el trabajo conjunto con docentes de cursos de Formación General para entregar herramientas que fortalezcan el acompañamiento al estudiantado.
Según Rebeca Gallardo, estos encuentros “constituyeron un proceso destinado a comprender y abordar las necesidades específicas y diferenciadas de cada comunidad académica en materia de violencia, discriminación arbitraria y violencia de género” y su éxito “no solo radicó en la identificación de estas necesidades desagregadas, sino también en la creación de un marco de colaboración”, concluyó.