Los pasillos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Finis Terrae se convirtieron en talleres improvisados. Tubos de toalla de papel, gomas elásticas, cartones y piezas recicladas sirvieron como base para que los estudiantes de Ingeniería Civil Biomédica diseñaran y ensamblaran lanzadores funcionales.
La iniciativa forma parte del primer curso COIL (Collaborative Online International Learning) que la Facultad de Ingeniería de la U. Finis Terrae realiza junto a la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), de Madrid. Durante dos semanas, equipos mixtos de ambas universidades trabajaron en línea para crear prototipos desde Chile y España, coordinando ideas y pruebas a distancia.
El trabajo con estudiantes de España
“Ha sido una experiencia súper enriquecedora”, afirma Diego Díaz, estudiante de Ingeniería Civil Biomédica en la Finis. “Es gente de nuestro mismo rango etario, estamos al mismo nivel de materia, así que nos podemos comunicar bien”, cuenta.

Diego agrega: “Siento que igual nos parecemos harto, a pesar de las diferencias (…) Seguimos teniendo la misma edad y gustos súper parecidos”.
Entender expresiones y acentos de cada país, ha sido otro de los desafíos para los jóvenes. “Creo que he sido el que más ha dicho palabras chilenas (en el grupo de trabajo)”, cuenta entre risas Diego. “Ellos se ríen, nosotros también, y aprendemos en conjunto”.
Por su parte, Sophia Albornoz, compañera del mismo curso, valora el aprendizaje más allá del aula. “Ha sido una experiencia muy enriquecedora a nivel de conocimiento y mucho más a nivel cultural”, explica. “Es genial compartir con nuestros compañeros de España”.
Durante las conversaciones surgieron afinidades inesperadas, cuenta Sophia. “Tenemos varias cosas en común. Nuestro compañero Pablo, por ejemplo, toca el violín y le gustan los videojuegos. A mí también me gusta tocar instrumentos, así que conectamos rápido”, dice y en cuanto a los videojuegos, señala que ya fijaron una sesión de Fornite.
“Siento que son experiencias que uno debe aprovechar al máximo”, añade Sophia Albornoz. “Uno aprende demasiado y genera relaciones humanas muy nutritivas”, concluye.
Maximiliano Legal, en tanto, en su experiencia de grupo cuenta que han existido retos adicionales como entender los modismos. “La verdad ha sido bien interesante, primero por el tema del lenguaje. De repente existe como una especie de dificultad con algunas palabras que se dicen de otra manera, pero hemos logrado conectar bien”, explica.
Este lunes 27, los equipos chilenos y españoles presentarán sus prototipos en sus respectivas universidades, culminando así experiencia internacional que combinó creatividad, trabajo colaborativo y aprendizaje intercultural.