Fue una noche de profunda emoción para los cerca de 120 estudiantes de Derecho de la Universidad Finis Terrae que terminaron su formación universitaria de pregrado. Durante la ceremonia de egreso -y en compañía de sus familias y amigos- las generaciones diurna y vespertina fueron despedidas por el cuerpo académico de la Escuela.

“Esperamos que esta ceremonia no sea el final de un proceso, sino el inicio de un vínculo que nos estreche a todos”, expresó el decano de Derecho, Ignacio Covarrubias, quien aprovechó de invitar a los futuros abogados a mantener contacto con la Escuela, a través de la recién creada unidad de Alumni.

La máxima autoridad de la Facultad aprovechó su mensaje para remarcar los valores que debieran regir a un buen abogado, “que no es solo aquel que posee competencias profesionales, porque no basta con saber lo que dice el código, ni que el profesor diga que algo es así porque lo dice la Ley: hay que preguntarse por qué la Ley dice lo que dice”.

Según Covarrubias, un abogado no solo debe ser entendido como un prestador de servicios, sino también como un buen consejero. “El abogado ha de mirar la justicia del otro y debe ser un buen ciudadano, porque no puede pasar por alto el bien común. Un abogado justo debe rechazar todo contrato donde exista enriquecimiento de una parte a costa del empobrecimiento de la otra”, expresó en la ceremonia de egreso.

Alumnos premiados.

La ceremonia de egreso fue la oportunidad también para distinguir a los mejores de la generación saliente de Derecho. El Premio Jaime Guzmán, que reconoce al promedio más alto de notas de los cursos de derecho constitucional y derecho político, recayó en los estudiantes Gerald Jaramillo Elgueta, de la jornada diurna y Sebastián Donoso Sepúlveda, de la jornada vespertina.

El Premio Francisco Bulnes, que distingue a los mejores egresados de la generación, fue entregado a la estudiante Catalina Briceño Paredes, de la jornada diurna y a Sebastián Donoso Sepúlveda, de la jornada vespertina. Finalmente, el Premio Vince in Bono Malum -que fue entregado por el Vicerrector Económico del plantel, Bruno Krumenaker- quedó en manos de Daniela Alvarez Ferrer, de la jornada diurna y Franny Lagos de la jornada vespertina.

En su discurso, el estudiante doblemente premiado, Sebastián Donoso, destacó que egresar de Derecho “no fue un trabajo que hiciéramos cada uno por sí solo, en este sentido me gustaría destacar el rol de nuestras familias y amigos, su apoyo fue esencial en este camino”.

El representante de la jornada vespertina calificó de “muy importante” el rol que cumplieron los profesores “en la formación jurídica que recibimos, gracias a su preparación académica, su habilidad pedagógica, su paciencia y buena disposición. Gracias a ellos logramos adquirir los conocimientos que nos llevaron a egresar”.

La también distinguida estudiante Catalina Briceño fue la encargada de ofrecer el discurso de despedida a nombre de sus compañeros de la generación diurna, mensaje que partió destacando que “ser estudiante es una condición de la mayor trascendencia personal y social, y para serlo necesariamente hay que hacer del estudio una práctica permanente y sistemática”.

La futura abogada también agradeció a sus “profesores de destacada calidad”, gente fundamental en la etapa de formación universitaria, porque “sus cátedras no solo tenían por objeto el traspaso de conocimientos, sino que lograban entregarme enseñanzas más allá de las materias (…) Como me dijo uno de ellos, es indispensable ser una buena persona para ser buen profesional”.

“No siento más que afecto y orgullo por mi alma mater, por eso espero contribuir como profesional al desarrollo y crecimiento académico de ella”, finalizó la egresada.

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