La prevalencia del hígado graso, una condición que afecta a un 30% de la población adulta en Chile, podría disminuir con una intervención tan accesible como una dieta adecuada. Un estudio liderado por la Dra. Elisa Balboa, académica investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad Finis Terrae, apunta a la luteína como un componente clave en la prevención y manejo de esta enfermedad, basándose en el consumo de carotenoides presentes en alimentos como el brócoli, el kale y la yema de huevo.

La investigación financiada por FONDECYT y desarrollada entre 2023 y 2026, se ha centrado en analizar cómo la luteína, una vitamina natural, podría reducir la acumulación de grasa en el hígado. “Hemos obtenido resultados prometedores. En pruebas in vitro, hemos visto que la luteína reduce notablemente la acumulación de lípidos, un rasgo característico del hígado graso”, explica la Dra. Balboa. Además, durante la investigación ha identificado que la luteína activa procesos como la autofagia celular y la exocitosis lisosomal, mecanismos mediante los cuales las células eliminan el exceso de lípidos acumulados, favoreciendo la salud hepática.

Una alternativa accesible

Más allá de los beneficios potenciales que ha mostrado esta investigación en cultivos celulares, la ventaja de la luteína radica en su accesibilidad. “La luteína se encuentra en alimentos que consumimos y ya se comercializa en farmacias como suplemento. Esto abre la posibilidad de implementar una dieta rica en luteína para personas con riesgo de desarrollar hígado graso”, señala la Dra. Balboa.

Si bien los resultados iniciales son alentadores, la Dra. Balboa destaca que el próximo paso es comprobar si estos efectos pueden replicarse en organismos complejos, por lo que la eficacia de la luteína será evaluada en ratones. En caso de que los resultados en modelos animales confirmen su efectividad, el equipo tiene como objetivo avanzar hacia ensayos clínicos humanos. “Estamos hablando de una posible intervención que no requiere fármacos con efectos secundarios, sino un ajuste en la dieta que podría ser parte de las recomendaciones médicas generales para las personas con riesgo de desarrollar esta enfermedad”, afirma la investigadora.

Para la Dra. Balboa, los hallazgos podrían traducirse en guías alimentarias considerando que los carotenoides como la luteína ya se han incorporado en algunos países en alimentos como la leche de fórmula para lactantes. “La luteína se absorbe mejor en dietas grasas, por lo que, idealmente, podríamos proponer combinaciones dietéticas que optimicen sus beneficios”, añade. La investigadora destaca también que, si bien el consumo de luteína podría recomendarse como una alternativa segura, su implementación en políticas de salud pública, al igual que la suplementación de ácido fólico en la harina, requeriría evaluaciones adicionales.

Una investigación con impacto a futuro

Llevar a cabo un proyecto de esta magnitud ha sido posible gracias a la infraestructura proporcionadas por el Centro de Investigación en Biomedicina (CIBMED) y las colaboraciones facilitadas por la Universidad Finis Terrae, lo que ha permitido a la Dra. Balboa coordinar esfuerzos con diversos campos clínicos y profesionales del área de la gastroenterología. “Dado que en nuestra población el consumo de frutas y verduras es limitado, es fundamental establecer si existe una carencia significativa de luteína para poder recomendar un aumento en su ingesta. En este sentido, las colaboraciones con médicos y campos clínicos son esenciales”, destaca.

Los resultados de este estudio podrían ser determinantes para millones de personas en Chile y el mundo que enfrentan el riesgo de desarrollar hígado graso. La Dra. Elisa Balboa ya se encuentran en la última fase de su proyecto, con la esperanza de que la luteína, una alternativa natural y accesible, se convierta en un pilar en la prevención y tratamiento de esta creciente condición.