Adaptarse al COVID-19: las medidas de la Escuela de Medicina para formar a sus estudiantes en plena pandemia
La aparición del virus impuso una serie de dificultades para el desarrollo de los cursos en la carrera de Medicina de la U. Finis Terrae, obligando a implementar medidas para continuar adelante.
El presente año será recordado por la aparición del COVID-19, motivando a la población mundial a adoptar diversas decisiones para protegerse y tratar de evitar una mayor propagación.
Las medidas de cuidado han influido en el día a día de las personas e instituciones, incluyendo la Universidad Finis Terrae y su Escuela de Medicina, que enfrentó el difícil desafío de adaptar su contenidos y formatos de funcionamiento para seguir adelante en la formación de sus alumnos, especialmente entre primer y quinto año de carrera.
Así lo explica la Dra. Verónica Galleguillos, Directora de Carrera de la Escuela de Medicina, quien apuntó que buscaron configurar “un modelo de abordaje de la crisis que incorporó a directivos, académicos, centro de estudiantes y delegados en la continua toma de decisiones. Esto permitió construir en conjunto un año académico 2020 renunciando a ciertas actividades previamente planificadas, pero sin resignar los objetivos esenciales de cada nivel”.
“La carrera de Medicina tiene por naturaleza una alta carga académica asociada, por lo tanto lo más difícil de equilibrar ha sido la percepción de carga excesiva por parte de los estudiantes. Esto se ha manejado progresivamente con flexibilidad y adaptaciones metodológicas continuas, permitiendo cumplir objetivos sin dejar de buscar la excelencia” agregó.
La autoridad sostuvo que la contingencia sanitaria llevó a que, por ejemplo, “las actividades sincrónicas se modificaran para dictarse en modalidad online, poniendo a prueba las capacidades creativas e innovadoras de nuestros docentes, logrando realizar clases más interactivas y que incorporan diversos recursos digitales”.
Una visión similar entregó el Dr. René Letelier, Coordinador de Ciclo Básico y Preclínico de la Escuela de Medicina, quien indicó que “en el primer semestre tuvimos que implementar un modelo de respuesta educativa de emergencia, acomodando la situación a lo que podíamos y no tanto a lo que queríamos realizar. Ya en el segundo semestre nos planteamos un modelo de aprendizaje online, de forma de lograr los procesos educativos que queríamos realizar, adecuándose a las realidades y formas disponibles”.
Al momento de hablar sobre los cambios implementados, Letelier comentó que “en lo teórico hubo conceptos claves desarrollados desde la Oficina de Educación Médica (OFEM) y la Dirección de Escuela para mantener una buena actividad formativa. Por ejemplo, sesiones de 45 minutos; evaluaciones online con tiempos adecuados para desarrollarlas; actividades de seguimiento como ayudantías y controles online para asegurar continuidad en el estudio; y dinámicas de metodologías activas para el trabajo en clases. En la parte práctica hubo que ser más creativos y para ello los equipos docentes trabajaron en sus claustros, con ayuda desde la Escuela y la Universidad, para lograr implementar actividades que mantuvieran la calidad formativa y el logro competencial esperado”.
Verónica Galleguillos también destacó “la incorporación de plataformas digitales de simulación virtual (Bodyinteract) y la iniciación de sesiones de Teledocencia clínica, con discusión de casos clínicos reales a partir de la transmisión sincrónica de atenciones clínicas”, agregando que “estamos convencidos de que el aporte de la enseñanza virtual será trascendente, por lo que tenemos la intención de mantener y sumar a futuro estos u otros recursos digitales, tanto sincrónicos como asincrónicos”.
Por último, Galleguillos aprovechó de resaltar que “una gran fortaleza de esta escuela es la conformación de una comunidad activa y nutritiva. Sin el entusiasmo, participación, comprensión y crítica constructiva de estudiantes y docentes no habría sido posible lograr lo que hemos llegado a construir en este período”.
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