En el contexto del Mes del Diseño 2025, las escuelas de Diseño de Moda & Management, Ingeniería Civil en Inteligencia Artificial y Realidad Virtual, y Teatro de la Universidad Finis Terrae realizarán una performance interdisciplinar que muestra cómo la “generación plateada” encarna la transición entre el mundo análogo y el digital: cuerpos que recuerdan la linealidad del tiempo, pero que se reescriben como un mosaico digital, capaces de articular memoria y futuro.
- El píxel como unidad mínima en la performatividad generacional
La performance Pixel Plateado propone un cruce entre la llamada “edad plateada” —la generación nacida entre 1957 y 1980— y la cultura visual de los primeros videojuegos digitales (Atari, Pong, Space Invaders). Esta generación nace en un momento histórico en que el píxel emerge como unidad mínima de la representación tecnológica, inaugurando una nueva sensibilidad mediada por la pantalla. El píxel, entendido como elemento irreductible de la imagen digital, se convierte aquí en un operador conceptual y performático.
Por un lado, simboliza la fragmentación de la experiencia en unidades mínimas que solo si se suman adquieren forma y sentido. Por otro lado, esta unidad funciona como metáfora de los individuos que componen un cuerpo social: cada performer en escena actúa como píxel humano, portador de su singularidad pero incompleto sin la trama que lo conecta a los demás. El guion escénico traduce esta idea en cuatro momentos. En el primero, los cuerpos aparecen de manera aislada, subrayando la condición individual del sujeto.
Posteriormente, la agrupación en muros móviles o en filas descendentes reproduce la lógica de los juegos electrónicos, donde el movimiento colectivo genera patrones reconocibles. Desde una perspectiva académica, este ejercicio permite leer el píxel como unidad mínima de un sistema de lenguaje cultural. No se trata solo de un componente técnico de la imagen, sino de un paradigma que estructura las formas de relación de una generación que transitó entre lo analógico y lo digital. La performance muestra cómo la edad plateada encarna la transición: cuerpos que recuerdan la linealidad del tiempo, pero que se reescriben como mosaico digital, capaces de articular memoria y futuro.
