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Crisis de autoridad, clientelismo y malestar social: experta en relaciones entre familias y escuelas identifica factores que pueden explicar la violencia escolar
Verónica Gubbins, psicóloga y doctora en Ciencias de la Educación, desarrolla investigaciones para comprender el origen y dinámicas de la convivencia escolar y sus problemas.
35 estudiantes del Internado Nacional Barros Arana (INBA) resultaron heridos y cinco de ellos en extrema gravedad. Esta fue la consecuencia luego que el 23 de octubre un grupo de encapuchados vestidos con overoles blanco realizaran una protesta al interior del emblemático liceo de Santiago. Si bien este ha sido el hecho de violencia escolar más reciente que se ha conocido de manera pública, los temas relacionados con problemas de convivencia escolar han estado presentes desde hace un tiempo en el país.
Según las cifras de la Superintendencia de Educación, en 2023 tres de cada cuatro de las denuncias que se efectúan en este organismo tienen relación con conflictos de convivencia escolar.
Para Verónica Gubbins, psicóloga experta en temas de relaciones entre familias y escuelas, doctora en Ciencias de la Educación y académica de la carrera de Ciencias de la Familia de la Universidad Finis Terrae, este fenómeno no es algo nuevo.
“El sistema escolar siempre se ha visto enfrentado a problemas de violencia escolar”. Un estudio realizado por la Dra. Gubbins junto a otros colaboradores para el Instituto Nacional de la Juventud, en 1999, ya mostraba situaciones de violencia con uso de armas. “Ahora, observamos que la problemática ha aumentado, lo que se ha hecho mucho más patente luego del retorno a clases presenciales tras la pandemia”, añade Gubbins.
Durante su vasta trayectoria, la académica de Ciencias de la Familia se ha dedicado a realizar múltiples investigaciones vinculadas a las problemáticas de convivencia escolar, con especial atención a las que se construyen entre familias y escuelas.
Actualmente es co-investigadora del Fondecyt Regular N° 1231667 “La construcción social en Chile de la convivencia y violencia escolar post vuelta a la educación presencial. Un estudio de teorías subjetivas colectivas”, que realiza con el investigador principal Pablo Castro de la Universidad de La Serena, Claudia Carrasco y Fabiana Rodriguez de la Universidad de Playa Ancha y Vladimir Caamaño de la Universidad Santo Tomás. En esta investigación ha podido identificar factores comunes que se presentan en las comunidades educativas, las que eventualmente podrían ser líneas que den cuenta del por qué se origina esta crisis educativa.
“Hay explicaciones que vienen desde distintos campos y en lo que respecta a la familia hemos visto referencias a problemas también en la convivencia familiar, las cuales se expresan en un debilitamiento de las normas y la presencia de comportamientos problemáticos como es la violencia intrafamiliar, consumos abusivo de alcohol y drogas entre otros”, añade.
Respecto al problema sobre las normas, la experta en temas familiares lo atribuye a una “crisis de autoridad”: “todo lo que es una figura de autoridad y que pudiese tener cierta jerarquía, ya sea por edad, experiencia, rol social o institucional, ya no recibiría la misma disposición de escucha y respeto como es lo que se veía antiguamente”, enfatiza.
“El profesor de aula era considerado una figura moral a la cual se respetaba, confiaba y a la que se le atribuía saberes relevantes de ser acogidos por los adultos a cargo del cuidado y crianza de niños y niñas”.
A este factor, se suma una lógica de mercado que se ha ido instalando en la mentalidad social, como menciona la experta en Ciencias de la Familia, la cual ha favorecido el desarrollo de un cierto “clientelismo” entre familias y escuelas”.
“Hoy prima la expectativa de que las instituciones tienen la responsabilidad de entregar un servicio. La ciudadanía vela ahora por la eficacia y la calidad de lo que allí se entrega, ya sea que se pague o no por ese servicio. Esa mentalidad ha ido permeando la relación entre familias y los establecimientos educacionales, lo que ha ido afectando la lógica del convivir en las escuelas,”
Un tercer factor que Gubbins cree que puede estar influyendo en los complejos contextos de violencia escolar, es el “malestar social”: “Ya veíamos en el Informe de Desarrollo Humano del PNUD desde el año 1998 en adelante, la emergencia de frustraciones y desconfianzas crecientes de la ciudadanía chilena hacia las instituciones”.
“Ciertamente el estallido social tuvo que ver algo con esto, y los jóvenes no estarán ajenos a ese problema”, añade.
o común y lo diverso
Abordar la crisis de violencia escolar, entender desde dónde vienen las causas que explican esta problemática adquiere entonces un carácter de urgencia. En este contexto es que la Universidad Finis Terrae realizó el conversatorio “Lo común y lo diverso: hacia un enfoque convivencial de la educación”, donde Gubbins junto al profesor Jordi Collet, sociólogo, educador social y académico de la Universidad de Vic, España, reflexionaron en torno a nuevos modos de concebir la convivencia escolar en el contexto de escuelas cada vez más diversas, poniendo especial atención al factor migratorio.
“Necesitamos aproximarnos a discutir en torno al tipo de gobernanza escolar que se necesita para poder integrar lo diverso, pero también lo común en el debate sobre el mejoramiento de la calidad educativa con inclusión escolar y en este sentido, la convivencia es un factor central”, finaliza Gubbins.