Cristóbal Fernández, alumni y seremi de Justicia y DD.HH de Magallanes: “Ayudar a las personas, poder solucionar problemas de los demás, es una de las cosas más bonitas que tiene nuestra carrera”
Estudió Lengua y Literatura Francesa antes de cursar Derecho. Egresó de nuestra facultad en 2009, donde llegó buscando exigencia y disciplina. Desde entonces desarrolló una carrera docente y profesional que lo llevó a ser designado seremi a sus 36 años.
A pesar de nunca haber militado en un partido político, Cristóbal Fernández Jofré, 36 años, abogado de la Facultad de Derecho de la Universidad Finis Terrae, con varios postgrados cursados a nivel nacional e internacional, profesor de pregrado y postgrado en numerosas universidades chilenas, santiaguino de nacimiento, radicado en Punta Arenas hace un lustro, fue nombrado a principios de este año Secretario Regional Ministerial de Justicia y DD.HH de la Región de Magallanes por el Presidente Sebastián Piñera.
“Uno entiende que (al no militar en un partido político) se puede dificultar quizá el nombramiento, pero privilegiaron los aspectos técnicos como profesional (para mi designación)”, explicó el profesor Fernández en entrevista con Radio Polar de Punta Arenas.
–¿Qué lo inspiró a estudiar Derecho?
–”Siempre sentí una fascinación por las humanidades, las artes y las letras. Anteriormente estudié lengua y literatura francesa. Era muy joven entonces, con 19 años, pero siempre oí decir que Derecho era una carrera muy difícil, por lo que creí que sería un gran desafío. Que me iba a exigir, a sacar provecho intelectualmente, que me haría adquirir una mayor disciplina de estudios. Y así fue”.
Entre los “aspectos técnicos” a los que hizo referencia en su entrevista radial, podríamos mencionar que desde su egreso de nuestra facultad, el hoy profesor Fernández ha cursado, entre otros estudios, un Magíster en Derecho Internacional por la Universidad de Heidelberg, y en Derecho Internacional, Inversiones y Comercio por la U. de Chile, un Diplomado en Análisis y Planificación Tributaria por la Pontificia Universidad Católica de Chile y otro de Derecho Comercial Internacional en el Centro de Estudios de la Organización Mundial de Comercio.
–¿Cuál fue su ramo preferido en pregrado?
–“Derecho Internacional Público, por supuesto. En él veía abierta una ventana a otros sistemas de organización, de pensamiento, otros sistemas jurídicos. La relación que tienen los sistemas jurídicos continentales con los que utilizan el sistema consuetudinario. Me llamaba mucho la atención cómo debía forjarse un sistema no codificado ni legislado. Además tiene relación tangencial con otras disciplinas muy interesantes como las Relaciones Internacionales”.
–¿Eso lo llevó a realizar un Magíster en Derecho Internacional por la Universidad de Heidelberg?
–“Así es, aunque no es un área del derecho muy común o cercana a lo contingente, algo que se vea en el día a día como otras ramas, su interdisciplinariedad también me atrajo siempre. Me gusta mucho la investigación y conocer cómo funcionan otras organizaciones humanas”.
–Luego de ello, ¿qué lo impulsó a inclinarse por estudios relacionados con temas económicos?
–“A veces los caminos se van abriendo al pasar y creo que de alguna manera confluyó ese interés en escudriñar en rincones distintos y el mismo ejercicio de la profesión, también me fue llevando hacia allá, ya que mis clientes se dedicaban a las importaciones y exportaciones, prestaciones de servicios transfronterizos, asuntos de propiedad intelectual, por lo que tenía relación permanente con el comercio internacional, donde aparte siempre es necesario conocer de tributación. Y evidentemente veía necesaria la especialización en las áreas que demandaban”.
Junto con el ejercicio libre de la profesión, Cristóbal Fernández tiene una considerable trayectoria académica. En menos de una década ha impartido clases de pre y postgrado en la Universidad Finis Terrae, U. Adolfo Ibáñez, USACH y Universidad de Magallanes, entre otras. Una vocación que descubrió en su paso como alumno de la Facultad de Derecho de la U. Finis Terrae.
“Siempre he creído que uno aporta a la sociedad dando clases, porque se crean los profesionales del futuro. El país es como una casa, donde cada uno de nosotros es un componente y forma parte de esta edificación social. Esas partes del todo deben ser de la mayor calidad posibles. Y si uno puede aportar en la formación profesional de otros, se crea un mejor futuro, un mejor país. Esas personas después van a ayudar a otros, lo que es la mayor responsabilidad de nuestra profesión. Y en eso hay un pequeño granito de arena que uno aporta a la sociedad a través de la enseñanza, por eso nunca la he dejado. Y aunque hoy sea más pesado para mí, siempre trato de dedicarle tiempo a la docencia”, señala.
–¿Cuáles son los principales desafíos que deberá afrontar en su nuevo cargo?
–”Por lo pronto, hay que figurar públicamente, lo cual presenta un contexto distinto a lo que uno está acostumbrado. Hay muchos desafíos inmediatos, como la terminación del Sename y la creación de dos nuevos servicios –uno de ellos dependiente del Ministerio de Desarrollo Social– lo que exigirá una coordinación pública súper importante. La reforma a la justicia penal adolescente, la creación de los delegados de libertad condicional, la creación del registro de deudores de alimentos, dentro de las muchísimas cosas que hay, además de las contingencias que se van presentando día a día y que no son menores, sobre todo en esta cartera que tiene seis servicios muy esenciales –como el Registro Civil–, que están presentes en la vida diaria de todo el mundo. Otro de los principales desafíos, o más bien responsabilidad, es estar siempre consciente de que las decisiones que uno toma, impactan directamente en la vida de miles de personas. Por eso se debe ser muy estudioso y criterioso en las decisiones que uno toma, nadie está exento de cometer errores, claro, pero hay que reducir al mínimo esa posibilidad”.
–¿Cómo describiría su experiencia como alumno en nuestra facultad?
–“Desde el punto de vista académico, una experiencia de mucha exigencia y períodos completos en que uno no salía a ninguna parte por estar estudiando. Incluso ahora recuerdo con cierta gracia, cuando conversábamos con compañeros y a veces nos alegraba que venía el fin de semana porque tendríamos más tiempo para estudiar. La facultad era bien exigente, pero al final eso va forjando la disciplina y es positivo”.
–Más allá de los conocimientos estrictamente jurídicos, ¿qué valores recibidos o reforzados en su paso por la Universidad Finis Terrae lo han ayudado a desempeñarse profesionalmente?
–”Creo que la tolerancia a las diferentes ideas, conocer a otras personas con diferentes visiones y perspectivas. También mucha valoración del esfuerzo, todo lo cual pienso que aporta a tener una mejor sociedad”.
Publicado en: