Declaración Consejo Académico Universidad Finis Terrae
En un comunicado enviado este lunes 11 de noviembre, el Consejo Académico expresó su postura frente a la crisis social que vive el país.
Estimada comunidad universitaria
Hemos seguido con atención las diversas expresiones ciudadanas vividas en estas semanas. En un gran número han sido manifestaciones pacíficas que se han desplegado en nuestras calles y espacios públicos, motivadas por el descontento por los abusos, segregación e injusticias existentes en nuestra sociedad. Al mismo tiempo, hemos sido testigos de actos violentos sin precedentes que como universidad condenamos independientemente de quien lo ejerza.
Ambas realidades, que han coexistido en nuestras calles y plazas, nos mueven a buscar causas y, ante todo, a buscar vías de solución desde el ámbito que a cada uno le es propio. En este sentido, nos preguntamos qué aporte nos corresponde dar como comunidad universitaria a la situación que estamos viviendo.
En este Consejo se han expresado distintas perspectivas para abordar el desafío complejo que nos plantea el tiempo actual. Aún con miradas diversas ha habido consenso en que nuestra identidad de universidad católica debe darnos el sustento para abordar la situación que nos afecta. Es en este tipo de circunstancias en que la consistencia y coherencia con la identidad y misión son la roca firme en la cual sostenerse. La antropología cristiana y los principios de la doctrina social de la Iglesia que informan nuestros valores institucionales (centralidad de la persona, sentido de trascendencia, pasión por la verdad, búsqueda del bien común, admiración por la belleza y apertura al diálogo) son sin duda una fuente donde podemos encontrar claves de respuesta y de propuestas que, como comunidad universitaria, debemos ofrecer en estos momentos al país. Dichos valores no son letra muerta, sino una definición clara de la comunidad a la que aspiramos ser y de la forma cómo construirla.
Nuestra Universidad es una parte viva del medio social en el que está inserta, coexisten en ella pensamientos diversos, pero esas diferencias no impiden tener una visión común de país y de sociedad. Los problemas, sufrimientos y desafíos de Chile son nuestros problemas, sufrimientos y desafíos; nos sentimos corresponsables en la búsqueda de caminos de encuentro que nos permitan salir de este trance como un mejor país, más humano, fraterno y justo. Vemos en la raíz de la situación por la que atravesamos la pérdida del sentido de comunidad con los valores que ello conlleva. El individualismo absolutizado en los más diversos campos de nuestra vida social, política y económica nos ha llevado a pensar sólo en clave de “yo” y no de “nosotros”. La sociedad que debemos construir de aquí en adelante requiere –en esta misma línea- repensar nuestras formas de vivir juntos, integrando en un todo armónico diversas realidades a partir de distintos orígenes, sensibilidades e historias.
La convicción de ser un espacio de construcción de ciudadanía responsable y activa es la que nos llevó hace unos años a adscribir a la política de gratuidad conscientes de que la realidad compleja y diversa de nuestro país podía amalgamarse y enriquecerse en nuestras aulas. Es esta misma convicción la que nos sigue moviendo en todas nuestras decisiones; ya que el mayor aporte que podemos hacer es ofrecer una educación de calidad que genera justicia y rompe la dinámica de la desigualdad.
En estos días, hemos visto que muchas de nuestras aulas se han transformado en espacios de diálogo enriquecedor entre académicos y estudiantes que buscan entender, desde sus propias disciplinas y miradas, la complejidad del momento que estamos viviendo. Lo agradecemos, porque vemos el sincero esfuerzo de todos por armonizar las responsabilidades inherentes a su condición de estudiantes y académicos con aquellas que brotan de nuestra condición de ciudadanos. El respeto mutuo es fundamental, no solo para construir comunidad, sino que una sociedad, donde todos tenemos que asumir derechos y deberes.
Sin embargo, tristemente en los últimos días hemos escuchado por parte de algunos miembros de nuestra comunidad abiertas incitaciones a la violencia y alumnos se han acercado a nosotros para manifestarnos el miedo que sienten, ya no por lo que sucede en las calles de la ciudad, sino por los diversos tipos de amenazas y amedrentamientos que han recibido dentro de la Universidad; todo lo cual no puede estar más alejado de lo auténticamente universitario. Queremos recordar que el mal no se combate con el mal, sino con el bien, tal como señala nuestro lema universitario; asumiendo la invitación de Cristo de tratar en todo a los demás como quisiéramos ser tratados nosotros (cf. Mt 7,12). Por ello, manifestamos nuestro rechazo a todo aquello que lejos de construir comunidad la destruye y con responsabilidad nos comprometemos a poner los medios necesarios para que no sea ésa la lógica que prime en nuestras relaciones. Debemos dar ejemplo de madurez cívica.
Nos desafía, como Universidad Finis Terrae, el buscar el bien de cada persona y de Chile. Nos corresponde generar las condiciones para que cada miembro de esta comunidad -estudiante, académico o funcionario- sea respetado en su dignidad, pueda desplegar sus talentos y sueños, y sea apoyado en sus momentos de vulnerabilidad. Nos preocupa la situación de nuestros alumnos, colaboradores y de sus familias que han resultados afectados en estas semanas, lo mismo que la integridad física y psicológica de cada miembro de la comunidad.
La comunidad se construye en el cultivo de las relaciones. Lo ocurrido en el país sin duda nos interpela y nos convoca a revisar nuestra propia forma de relacionarnos, de acoger y promover a todos sus miembros. Nos llama a repensar cómo abordamos cada una de las disciplinas teniendo en el centro de todo nuestro quehacer la dignidad de cada persona. Por ello continuaremos generando instancias de reflexión, debate y construcción de un real aporte desde el seno universitario al bien público y a la construcción de un país más solidario y comprometido con las necesidades de las personas. A Dios pedimos protección y sabiduría.
Consejo Académico
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