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Discurso de bienvenida 2022 del rector Cristian Nazer

La máxima autoridad de la Universidad Finis Terrae envió un mensaje de paz y esperanzador a los nuevos alumnos que inician su proceso formativo este 2022.

Publicado: Marzo 11, 2022

Queridos estudiantes:

Es para mi una alegría enorme recibirlos hoy en la Universidad Finis Terrae después de dos años en que, producto de la pandemia, nos vimos obligados a suspender y, después, limitar nuestras clases presenciales. Pudimos confirmar en este tiempo duro que nada reemplaza la cercanía física y que es un regalo inmenso el poder encontrarnos y compartir como lo hacemos hoy. Cuidémonos para que eso no cambie.

La pandemia ha dejado huellas en todos. Hay muchos que han sufrido pérdidas dolorosas, todos hemos sabido de incertidumbre y frustración. Sabemos que muchos de ustedes debieron terminar sus colegios prácticamente de manera virtual y que varios pueden estar inseguros de las destrezas y conocimientos adquiridos. Es normal que esto sea así.

El primer mensaje que quiero transmitirles hoy es que, como comunidad universitaria, estamos conscientes de que necesitamos programas y acciones especiales para apoyar a cada uno de ustedes. Nos esforzaremos para que tengan un exitoso retorno a los estudios. Sus profesores se han preparado para ello y contamos con un área de acompañamiento académico, psicológico y humano disponible para ayudarlos y fortalecerlos.

Pero no sólo se trata de afrontar las fragilidades que hemos heredado de la pandemia, sino sobre todo de sacar provecho de las experiencias vividas. Hay que darle sentido a ese tiempo distinto, hay que buscar en el alma los aprendizajes humanos aquilatados en el dolor y hay que dar cuenta de la madurez alcanzada en el rigor. Estoy seguro que de esta pandemia saldremos fortalecidos.

Hoy además comienza un nuevo ciclo político en nuestro país. Hay aires jóvenes que recibimos con esperanza. Mi deseo y oración están con el nuevo gobierno, para que el Señor ilumine sus decisiones y permita avances en todo lo que signifique una mayor dignificación de la persona. Como Universidad nos corresponde aportar al país nuestras reflexiones y trabajo en pos del bien común.

Cuando hablo de esperanza, no me refiero a algo superficial sino a una esperanza lúcida. Precisamente ustedes llegan a la Universidad para desarrollar una conciencia crítica frente a los acontecimientos sociales que les toca conocer. No se trata de una actitud negativa frente a las cosas, sino de practicar cotidianamente una actitud reflexiva y propositiva. Todo puede ser mejorado y todo tiene que ser confrontado con los grandes ideales y principios.

No es baladí en estos tiempos decir que somos herederos de una rica cultura cristiana occidental. Esto significa valorar lo que han construido quienes nos antecedieron –también nuestros padres y abuelos- y sobre todo sentirse parte de una cadena virtuosa de principios sobre los que se sustentan la democracia y los derechos humanos. Somos herederos de una civilización que, con periodos de luces y sombras, ha avanzado en poner en el centro a la persona y su dignidad.

En periodos de incertidumbre, queridos jóvenes, les pido no escatimar esfuerzos para buscar respuestas a las preguntas importantes, aquellas que orientan y dan sentido a nuestras vidas. Los invito a renunciar a la superficialidad, al eslogan repetido y barato que sigue la masa y a detenerse para buscar aquello que es realmente importante y fundamental.

La universidad al final de cuentas no es un lugar que entrega títulos profesionales sino un espacio privilegiado en que se forman personas maduras y profesionales competentes e íntegros. A muchos de ustedes los recibimos hoy en sus primeros años de juventud y nuestro desafío es que transiten estos años por caminos de madurez profesional y humana.

Un tercer aspecto que quisiera resaltar tiene que ver con la vocación comunitaria que ha acompañado a la Universidad Finis Terrae desde su origen. Acá aprenderán a trabajar en equipo pero sobre todo a valorar a aquel distinto, a entender la riqueza que tiene el ser parte de una comunidad diversa e integrada. Este es un desafío dinámico y siempre inconcluso. En cada momento debemos esforzarnos para que nuestra convivencia sea virtuosa y ello se logra con empatía, diálogo y solidaridad.

En sus carreras van a encontrar comunidades compuestas por académicos y estudiantes que comparten el saber y la vida con entusiasmo. El conocimiento tiene esa riqueza, es un descubrimiento constante que se alimenta de la comunidad. Aprovechen las instancias que existen para integrarse a grupos de trabajo, equipos de investigación, comunidades de servicio. Ellas son parte fundamental de una formación verdaderamente universitaria.

No puedo dejar de mencionar hoy el valor que tiene la paz. Hemos visto a través de los medios de comunicación el dolor y la muerte que aflige a muchas personas en Ucrania. Miles de niños, mujeres, ancianos han debido dejar sus hogares. Miles de hombres y mujeres han tenido que tomar las armas. A la distancia siempre la guerra parece absurda, sin embargo, la experiencia nos muestra que nunca la paz se debe dar por descontada.

Quiero ser enfático: necesitamos crear una cultura de la paz en nuestra comunidad, en Chile y en el mundo y eso no es sólo una decisión de los grandes líderes, sino sobre todo una opción cotidiana que debemos tomar todas las personas de buena voluntad. La paz se educa, la paz se cultiva, la paz se cuida…. Los invito encarecidamente a conversar sobre la paz, a generar instancias de reflexión sobre ella y a desarrollar iniciativas para fortalecerla al interior de sus carreras y comunidades. También los invito a rezar por aquellos que hoy están sufriendo.

Quisiera finalmente contarles el significado que tiene estudiar en una universidad de orientación y vocación católica. Esa es la definición que hacemos de nuestra querida Finis Terrae. Nos distingue la centralidad en la persona, el compromiso irrestricto con su dignidad y el aprecio por sus talentos y anhelos. Creemos que la persona no puede ser abordada de manera fragmentada sino en su integridad, buscando su armonía y su madurez. Creemos que ese camino de crecimiento debe ser recorrido no en soledad sino en la compañía de una comunidad solidaria y fraterna.

Que la Universidad Finis Terrae sea una universidad católica significa que todo lo que hacemos y a lo que renunciamos tiene sentido de trascendencia. Creemos en la formación integral porque nos mueve la dignificación de la persona; nos vinculamos activamente con el entorno porque estamos comprometidos con el bien común; al investigar lo hacemos pensando en el bien de la persona, en el valor de la cultura y en un enriquecimiento de la vida social. Tenemos nuestra área de pastoral para que quienes deseen cultivar su vida espiritual tengan un espacio de acogida, un espacio privilegiado de encuentro con Dios.

Bienvenidos cada uno de ustedes a la Finis Terrae. Los invitó a vivir una experiencia universitaria que marque el resto de sus vidas, que les permita extender sus alas para alcanzar aquellas cumbres reservadas sólo para grandes hombres y mujeres.

A cada uno de ustedes los encomiendo en mi oración.

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