Por Equipo de Vicerrectoría, Creación Artística y Doctorado

“Lo primero es no hacer daño.” Esta máxima, atribuida a Hipócrates en el ámbito médico, debería también orientar el trabajo del arquitecto contemporáneo, plantea el Dr. Fabián Barros Di Giammarino en la introducción de su último libro Estado Crítico (Ediciones UFT, 2023). Con esta afirmación, subraya la necesidad de formar profesionales conscientes del impacto que sus intervenciones tienen en los entornos que diseñan y transforman.

Esta mirada ética, según el académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae, es crucial en un contexto donde las certezas que definieron la arquitectura hasta fines del siglo XX —marcadas por el predominio de la forma estética, el racionalismo técnico y la estandarización— han dado paso a un análisis crítico de las crecientes complejidades que configuran los espacios urbanos de habitamos en la actualidad. 

Este cambio de paradigma articula las tres líneas de investigación del Laboratorio de Investigación Avanzada de la Facultad de Arquitectura y Diseño, que el Dr. Barros lidera desde 2022: la reflexión, la práctica y la enseñanza del proyecto contemporáneo. “Pero no sirve de mucho analizar si no llevamos esas inquietudes a la enseñanza”, afirma el académico, proponiendo un enfoque “que combine el conocimiento disciplinar con un compromiso social genuino”, aludiendo a un reciente proyecto en colaboración con la Municipalidad de Renca, donde los estudiantes trabajaron en la revitalización de un parque comunal en un entorno complejo. 

Proyectar en un contexto de crisis global

“Tradicionalmente, un proyecto arquitectónico era la respuesta a una necesidad concreta, con un proceso lineal desde el problema hasta la solución. Sin embargo, hoy nos enfrentamos a desafíos en la infraestructura urbana en un contexto de crisis climática, violencia urbana y migraciones, lo que nos obliga a cuestionar cómo hemos desarrollado nuestra profesión y el rumbo que queremos darle en el futuro”, reflexiona el Dr. Fabián Barros. 

En septiembre pasado, presentó una conferencia en la I Bienal de Investigación en Arquitectura de Sevilla, España; encuentro donde más de 35 universidades de todo el mundo se reunieron durante tres días para debatir precisamente estos problemas como la gentrificación de las ciudades, la crisis global y propuestas como la arquitectura sostenible y la recuperación de espacios patrimoniales. 

¿Cuáles son los desafíos urgentes de la arquitectura contemporánea?

“Preguntarse cómo se construye una autopista, un metro o una vía elevada ya no es solo un problema técnico; es un problema social y ético que afecta a miles de personas. En este sentido, la arquitectura no puede seguir estancada en un enfoque esteticista o elitista. Si no abordamos los problemas donde realmente están, corremos el riesgo de que la arquitectura se vuelva irrelevante. Ese es el desafío”. 

Frente a este panorama, ¿qué principios deben orientar la práctica de la arquitectura contemporánea?

“Santiago está fragmentado, la infraestructura ha perpetuado la exclusión y las desigualdades. Por eso hay dos tareas que son ineludibles para el arquitecto contemporáneo: uno, el compromiso ético y, segundo, la creatividad. Trabajamos para que las personas vivan mejor. Entonces, teniendo el elemento ético podemos manejar variables creativas. En síntesis, sin ética no hay estética; entendiendo esta última no como lo bello sino como lo bueno”. 

La cuarta dimensión de la arquitectura

¿Qué piensa de los llamados guetos verticales construidos, hace no mucho, en Estación Central?

“Imaginemos lo que significa bajar por el ascensor en esas mega construcciones a las 8 de la mañana. Por eso, creo que la arquitectura está en un punto de inflexión: o se vuelve irrelevante, enfocándose en satisfacer a unos pocos o, se transforma en una herramienta para abordar las crisis sociales. Debemos entender que los proyectos son a 50 o 100 años. Por eso es trascendental tener en cuenta la cuarta dimensión de la arquitectura: el tiempo. Esos edificios dejaron en sombra a sus vecinos para toda la vida”. 

Al respecto, Fabián Barros plantea que a esa responsabilidad se debe sumar un enfoque más colaborativo e interdisciplinario. Propuesta que materializó, junto a su equipo del Laboratorio de Investigación Avanzada, en la creación de una Red de Investigación Proyectual que incluyó a la Universidad La Sapienza de Roma, la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y la Universidad de Buenos Aires. El objetivo es fomentar el intercambio de ideas y experiencias que enriquezcan la práctica arquitectónica.

Además, está pronto a publicar un nuevo libro, que incluye 32 artículos que exploran las interacciones entre arte, ciencia, y poética en la arquitectura. “Una especie de carta de navegación para arquitectos y urbanistas que se sienten desorientados ante los desafíos actuales de la ciudad: un espacio de reflexión sobre cómo debemos entender la arquitectura desde un punto de vista ético, creativo y científico”, concluye el académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae.