Una cola de ballena de más de tres metros de altura es una de las primeras esculturas que impacta al ingresar al Centro Cultural La Moneda. La pieza de metal corresponde a un conjunto de esculturas llamado “Martina”, creaciones en fierro realizadas por la artista visual Florencia Aspee, egresada de Artes Visuales de la U. Finis Terrae, y que son parte de la exposición colectiva “Ballenas: voces del mar”.

La muestra, realizada en conjunto por el Centro Cultural La Moneda y Fundación MERI, es un montaje que, a través de 200 piezas de distintos artistas, incentiva la comprensión y reflexión respecto al mar a través de un hilo conductor: las ballenas.

Desde distintos enfoques histórico, científico, industrial, artístico y medioambiental, la exposición refleja aspectos de las costas chilenas en el pasado y en la actualidad, cobrando especial relevancia hoy dadas las políticas medioambientales que Chile está desarrollando.

“Martina”

Egresada de la carrera de Artes Visuales y alumna del magíster en Investigación y Creación Fotográfica de la U. Finis Terrae, Florencia Aspee es una artista especializada en la escultura. A través de una narrativa visual, la escultora da vida a “Martina”, cetáceos que narran la historia de una ballenera que va rodeando las costas patagonas. A través de la técnica del trabajo con fierro, Florencia presenta estas colas de ballenas que hablan “un poco de esta imagen industrial avasalladora, en los mares, que son las balleneras”.

“Para mí ha sido una gran experiencia poder exponer en un lugar así. En primera instancia da susto, pero fue un desafío poder pasar de esculturas de volúmenes que podía abarcar, a pasar a un proyecto con obras de tres y cuatro metros con personas a trabajando a cargo. Para poder desarrollar las esculturas estuve trabajando en una barraca de fierro, una experiencia muy diferente a lo que había hecho, donde tenía que tener muy decidido qué era lo que quería hacer”, explicó la artista.

Florencia relevó lo importante que fue su aprendizaje en sus años de estudio para lograr el nivel que ha alcanzado hoy. “En la escuela teníamos un lugar específico para el taller de esculturas, eso significó que tuviéramos todo el espacio, las herramientas y el tiempo para trabajar en nuestras obras con tranquilidad. Desde ahí, poder haber aprendido a soldar bien, me permitió después decirles a las personas con las que estaba trabajando cómo hacerlo. Tener calculado el tipo de ángulos que tenía que formar o cómo sostener el peso, eso me lo dio la carrera”.

“Ballenas, voces del mar” fue inaugura el 7 de agosto y estará abierta al público hasta el 13 de noviembre. “Es una invitación a sensibilizarnos y reencontrarnos con un imaginario omnipresente en la memoria de quienes habitamos este territorio”, subraya.

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