El legado de Pablo Baraona (1935-2017)
Sus amigos lo definieron como una persona “con identidad chilena muy profunda y con una inteligencia penetrante, capaz de intuir los más complejos procesos sociales”.
Así es recordado en su círculo cercano Pablo Baraona Urzúa, quien el 28 de septiembre de 2017 falleció a sus 82 años.
Su biografía se comenzó a escribir desde muy temprano, ya que tuvo que asumir un sinnúmero de responsabilidades que jamás quiso evitar, siguiendo así el ejemplo de su padre, don Jorge Baraona. Fue así como sus primeros pasos en el “servicio público” los dio como presidente de la Federación de Estudiantes de la Pontifica Universidad Católica de Chile, institución donde además fue becado permitiéndole obtener su máster en Economía en la Universidad de Chicago.
En su regreso a Chile, se desempeñó como profesor y director del Departamento de Economía de la Universidad Católica (1963-1967), para años más tarde ser nombrado como presidente del Banco Central (1976-1977) y, luego ejercer como Ministro de Economía en dos periodos (1976-19978 y en 1989) y Ministro de Minería (1988-1989). En el sector privado, fue coordinador ejecutivo de Copec (1980) y presidente del Club Hípico de Santiago (1983 y 1990).
Su mayor logro
El origen de la Universidad Finis Terrae se remonta –según lo comentado por el mismo Pablo Baraona a sus más cercanos- a una conversación que habría sostenido con el empresario y académico Manuel Cruzat.
“En una ocasión le dije a Manuel, en este país hay un asunto que arreglar, me refiero al tema de las universidades, los alumnos salen sin saber nada, terminan su formación e inmediatamente salen a trabajar careciendo de todo tipo de experiencias”.
Conversación e ideas que después replicó con otras personas de diferentes círculos, con el objetivo de profundizar y perfeccionarla.
“Teníamos la aspiración de fundar algo grande, para ello había personas de mucho prestigio en Chile que les pareció interesante el proyecto, me refiero a Anacleto Angelini, Javier Vial, Jorge Yarur y otros. Posteriormente, vino la crisis económica del año 1982 y el proyecto se acabó. Los primeros documentos del proyecto original quedaron en el Centro de Estudios Públicos. En mi mente estaba la idea de una gran Universidad…que fuera la mejor. Nunca quemar las naves. Quería desarrollar una Universidad con carreras preferentemente humanistas. Para mí los fundamentos de la economía y el derecho, son los conocimientos básicos para el desarrollo de la sociedad”, explicaba a sus más cercanos.
Asimismo, en su relato acerca del origen de la universidad Finis Terrae, Pablo dio a conocer que muchas de las personas que participaron del proyecto original se comenzaron a retirar y luego nadie quiso hacer los aportes de dinero necesarios.
De este modo, sus amigos recuerdan cómo Pablo los convenció para seguir con el proyecto.
“Hagámosla sin dinero…bueno es una forma de decir, porque cada uno de nosotros gestionó a nivel financiero un préstamo personal para apoyar el proyecto inicial”. Fue aquí donde destacó el rol que tuvo Roberto Guerrero en el proceso, ya que fue quien guardó y llevó todos los documentos de la Universidad. “Creo que la universidad le debe parte de su nacimiento y gestación a Guerrero”, aseguró.
Luego, quedaba la tarea de darle un nombre a la institución, donde la influencia del destacado historiador Jaime Eyzaguirre se hizo notar, puesto que había desarrollado una gran labor como director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Católica, y de la revista Finis Terrae. Entonces el nombre de la Universidad nunca fue un punto de discusión. El trabajo de Eyzaguirre era claramente una excelente referencia acerca de lo que debía ser el espíritu de la casa de estudios.
Una vez que estuvo todo listo, Pablo resumió su proyecto de la siguiente manera: “Pensé que sería bueno para todos los alumnos cursar, por ejemplo, asignaturas de derecho, pero no estoy pensando en cursos básicos, como pinceladas, sino conocimientos que les permitieran dialogar con otros especialistas, entendiendo el lenguaje y los conceptos. Tengo la impresión que esto no se alcanza sólo con un curso de carácter general. Mi idea no fue comprendida, las múltiples asignaturas necesarias de cada especialidad siempre se impusieron. Al parecer para los especialistas, no hay nada que se pueda dejar de enseñar…Mi mirada sobre cómo debe ser la formación universitaria, y la sigo manteniendo, es la de un profesional a quien no le es ajeno el derecho, la historia, la filosofía y la economía”.
Su trabajo como rector de la Universidad Finis Terrae
En sus propias palabras y antes de fallecer, Pablo Baraona hizo un completo repaso de su trabajo como rector de la Universidad durante 16 años.
“Claramente mi mayor logro personal fue haber fundado la universidad y hacer que ésta funcionara razonablemente bien. Corrimos riesgos muy grandes, teníamos oficinas reducidas. Todo era bastante sencillo al comienzo. Partimos con Ingeniería Comercial y Derecho, luego con la apertura de Arquitectura tuvimos que buscar una nueva casa.
Lo que me hacía sentir orgulloso eran nuestros alumnos y su calidad, ellos me respetaban mucho. Mi relación con los profesores era muy cercana e intentaba hacer una reunión anual donde recogía sus intereses e inquietudes”.
“Las personas, los equipos son los verdaderos líderes, la gestión universitaria es un trabajo colectivo, nadie puede estar por sobre los demás, el rector debe ser uno más que acompaña y dejar que sus colaboradores puedan desarrollar su gestión”.
Publicado en: