Horizonte de Desarrollo: el mensaje del rector Cristian Nazer sobre calidad en la educación superior
La máxima autoridad de la U. Finis Terrae recuerda que “alcanzar la calidad es un objetivo transversal que tenemos como Universidad”.
Queridos académicos
Siguiendo con las reflexiones sobre los hitos que nos marca nuestro Horizonte de Desarrollo, quisiera tratar de responder a la pregunta ¿qué es calidad en la educación superior? Probablemente una de las preguntas más complejas que nos podemos plantear ya que nos obliga por una parte a hacer un análisis que se arraiga en definiciones claras y coherentes con nuestra misión y visión y, al mismo tiempo, implica un ejercicio más amplio y comparativo con el sistema de educación superior como conjunto.
La primera perspectiva nos impulsa a mirar nuestra Universidad y sus frutos: cuánta motivación y calificación alcanzan nuestros estudiantes, cómo estamos aportando al progreso científico del país, cuánto estamos creciendo en una investigación y reflexión pertinentes que aporten al desarrollo social y cultural de Chile. La calidad se expresa en indicadores concretos, pero es mucho más que la fotografía de un momento, es una movilización permanente y sistemática hacia el sueño que hemos abrazado como comunidad.
La principal constatación es que alcanzar la calidad es un objetivo transversal que tenemos como Universidad. Cada vez que he conversado con las distintas unidades y estamentos me han planteado esta inquietud de manera enfática. Hay un esfuerzo por mostrar que todos nuestros recursos humanos y financieros están puestos en avanzar a una mayor calidad en cada una de las funciones que cumplimos. Se mencionan con orgullo los logros alcanzados por nuestros alumnos y egresados, los avances que hemos tenido en materia de investigación y la forma en que estamos impactando en distintos ámbitos.
También existe, y quiero señalarlo con claridad, la conciencia de las debilidades y amenazas que experimentamos en este proceso de transformación y mejora continua. La mayor preocupación tiene que ver con el contexto y los desafíos que emergen de manera constante. ¿Cómo mantenemos la pertinencia en nuestra labor? ¿Qué significa hoy aportar valor agregado? Mi respuesta siempre será volver la vista sobre los valores fundacionales, no como excusa evidentemente, sino como inspiración.
Estamos en un momento de mucha exigencia -lo que antes se construía en siglos, hoy debe configurarse en años e incluso en meses- pero ello no puede llevarnos a renunciar a nuestra misión; porque el verdadero ejercicio de calidad tiene que ver con la capacidad instalada de cumplir la promesa que hemos hecho a cada estudiante y a la sociedad. Es, por lo tanto, un tema identitario y no sólo del cumplimiento de indicadores, por muy relevantes que estos sean. Tenemos aquí un doble desafío: avanzar en el camino trazado y dar cuenta de que dicha ruta constituye un objetivo de bien común y dignificación de las personas. Nuestros valores son perennes y sólo desde ellos podemos caminar con seguridad en tiempos complejos.
Una segunda perspectiva que no podemos obviar, y que indiqué al inicio de esta carta, refiere al sano ejercicio de mirar el sistema de educación en su conjunto. Hoy la calidad también tiene dimensiones y estándares que implican amplios consensos y que debemos mirar con atención. El proceso de acreditación no debiera ser otra cosa que una verificación y acompañamiento para que cumplamos cada vez de mejor manera los objetivos que nos hemos trazado en nuestro Proyecto Universitario, Modelo Formativo y Plan Estratégico. En la acreditación la clave está en la mejora, en la mirada crítica a nosotros mismos.
También existen mecanismos, como los rankings, para comparar nuestro desarrollo y rendimiento con el de otras universidades. Aún no tenemos presencia significativa en muchos de ellos y es nuestro desafío comenzar a ser evaluados comparativamente con otras instituciones de educación superior. Ello es sano en la medida que la competencia no debilite la colaboración que genera sinergias virtuosas.
Generar un proyecto universitario consistente y coherente y ser reconocidos en el sistema por cumplir con altos estándares en docencia e investigación son los grandes objetivos que nos hemos trazado desde la Rectoría. Esto es una muestra de que la calidad está en el centro de nuestro quehacer, no como un fin en sí mismo sino como un modo, nuestro modo, de hacer las cosas; y es por ello, la piedra angular de nuestra proyección como Institución.
Los invito a reflexionar sobre estos desafíos al interior de vuestras unidades académicas pues, por empeñativas que parezcan estas tareas, sin duda que pueden ser desarrolladas en la labor cotidiana y perseverante del día a día. Desde las unidades centrales estamos trabajando en revitalizar y robustecer la Política de Aseguramiento Interno de la Calidad para que pueda orientar de manera precisa este caminar en que estamos embarcados.
Afectuosamente,
Cristian Nazer
Rector
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