Investigador explica cómo el ejercicio podría tener un efecto protector en el desarrollo de síntomas y gravedad en pacientes con COVID-19
En un artículo publicado en la revista Obesity, el chileno Dr. Hermann Zbinden junto a académicos de Bélgica y Australia plantean que el ejercicio cardiorrespiratorio regular podría atenuar el “síndrome de tormenta de citoquinas” en personas de riesgo.
¿Puede el fitness cardiorrespiratorio conferir alguna protección frente a la respuesta proinflamatoria después de la infección por SARS-CoV-2? es la pregunta que plantea el reciente artículo publicado por la revista Obesity, escrito por académicos de Chile, Bélgica y Australia. En esta publicación explican cómo la actividad física realizada de manera regular puede disminuir los síntomas e incluso podría impedir las consecuencias graves en los pacientes COVID-19.
El artículo fue elaborado por el académico e investigador de la Escuela de Kinesiología de la U. Finis Terrae, Dr. Hermann Zbinden, junto con los investigadores internacionales Marc Francaux, Louise Deldicque y John Hawley. Los autores ponen en evidencia que el ejercicio físico realizado de manera regular puede prevenir no solo enfermedades crónicas transmisibles -como cáncer, diabetes, enfermedades cardiacas y síndrome metabólico- sino también puede ser necesario para proteger al organismo frente a la mayoría de los virus, entre ellos el SARS-CoV-2.
Se sabe que existen personas que se encuentran en grupos de riesgo como los mayores de 60 años, personas con obesidad, diabéticos, hipertensos y enfermos respiratorios (EPOC). Estos grupos, explica el Dr. Zbinden, tienen algo en común: “todos presentan una inflamación que, si bien es leve, puede sin duda agravar la sintomatología de esta enfermedad”, afirma.
“Nosotros mostramos que el virus SARS-CoV-2 se une a ciertos receptores en distintos tipos de células e inicia una cascada de inflamación, desencadenando la conocida ´tormenta inflamatoria´. Si un paciente antes de infectarse con el virus ya posee una inflamación sistémica, las consecuencias de esta ´tormenta´ podrían ser muy graves, incluso la muerte. En estudios anteriores, demostramos que el ejercicio físico puede tener una función en la disminución de la inflamación y cumplir una función de protección frente a esta tormenta inflamatoria”, sostiene el investigador. En ese sentido, añade, “hemos planteado el concepto de ´la calma, antes de la tormenta´. El ejercicio físico y la sana alimentación serían responsables de lograr esa calma”.
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e acuerdo al Dr. Zbinden, “el ejercicio físico no solo disminuirá la tormenta inflamatoria, sino que también aumentará la respuesta inmune al momento que salga la vacuna. Además, el ejercicio disminuye el riesgo, la duración y la gravedad de la infección viral”, asegura.
Hay que considerar, dice el académico de la U. Finis Terrae, que el aislamiento social y la inactividad física, además de estrés, pueden generar otras consecuencias negativas en el plano psicológico, inmunológico y metabólico. “De ahí la importancia de realizar ejercicio físico, que es conocido por disminuir el estrés y mejorar el sistema inmune”, explica el investigador.
Respecto al incesante trabajo que están desarrollando todos los científicos alrededor del mundo, destaca: “todo lo que signifique conocer aún más sobre esta enfermedad es importante ya que estamos lejos de salir de todo esto. Necesitamos la vacuna, la ciencia está haciendo lo necesario para conseguirla y todos debemos aportar desde nuestros conocimientos para paliar, de cierta manera, las consecuencias negativas de esta pandemia desde el punto de vista de la salud, social y económico”, enfatiza el académico.
La revista Obesity es una de las publicaciones más importantes y leídas del mundo científico. El artículo tiene libre acceso y se puede acceder en el siguiente link https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/oby.22849