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Proyecto La Feria: un espacio donde frutas y verduras se transforman en objetos de arte
Una zanahoria podría ser solo para cocinar, pero para las artistas visuales Carolina Grof y Andrea Silva, es uno de los elementos que pueden inspirar un estudio de color y creación, junto con el Diplomado de Escultura en Cerámica de la Universidad Finis Terrae, donde enseñan e invitan a dialogar sobre este potencial.
Una feria de hortalizas es un espectáculo sensorial: el color de las frutas y verduras, su olor, sus sabores, los gritos de los vendedores que aseguran tener productos de primera calidad. En este espacio se inspiraron la ceramista Carolina Grof y la escultora Andrea Silva, para realizar “La Feria: Colores culturales de la cerámica utilitaria, un proyecto financiado por el Ministerio de las Culturas y el Patrimonio.
Por más de un año, las profesoras del Diplomado de escultura en Cerámica de la Universidad Finis Terrae trabajaron en este proyecto de producción y experimentación en torno a las formas y colores de frutas y verduras de la feria. Esto, gracias al que el proyecto fue financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, ámbito regional de financiamiento, modalidad de creación en artesanía, convocatoria 2022 del Ministerio de las Culturas.
Según explicó la artista visual Grof, el viernes 12 a las 11:00 horas se realizará una actividad práctica en el Taller de Escultura de la U. Finis Terrae, ubicado en Ñuñoa, para mostrar cómo fue el proceso creativo y de investigación del desarrollo del color que aplicaron en las piezas escogidas el mercado, tales como frutas, gran variedad de zapallos, distintos tipos de ají, puerros, entre otros.
“Lo que hacemos es una investigación de color, de muchas paletas de colores, y después los aplicamos en estos volúmenes que son de porcelana y que reproducimos en moldes. El uso del color no es naturalista. Por ejemplo, si sacamos el molde de una zanahoria, le ponemos otro color. Los objetos que se pueden crear son utilitarios, como un pocillo, o decorativos”, explicó Grof.
Luego de este taller, ella y la escultora Silva concurrirán el domingo 14 de julio a la feria de Ortúzar (Ñuñoa). Ahí se instalarán entre los puestos de los feriantes, para exhibir alrededor de un centenar de piezas creadas, las que se podrán admirar, pero no adquirir.
Consultada de por qué se inspiraron en una feria como objeto de investigación artística, Grof respondió: “Es un espacio donde se venden alimentos, que de por sí transmiten cultura. Por ejemplo, en estos espacios, te encuentras con la migración, con distintas culturas, donde tienen variedad de alimentos, distintos objetos, diferentes colores. Estéticamente, es muy pintoresca y es un escenario cultural para mí”.