Una mano solidaria para Canela
Los trabajos voluntarios realizados en la localidad de la Cuarta Región ya cumplen su tercer período, por lo que los voluntarios se sienten como en casa cuando llegan al pequeño poblado.
Las casi cuatro horas de camino, sin contar el desperfecto sufrido por el bus, no mermaron el ánimo de los voluntarios. Y, aunque el horario de llegada estaba presupuestado para las 14h, recién a eso de las 18h. Canela pudo recibir a los chicos de Asufinis.
Tras acomodarse en el colegio que los recibió durante su estadía, los voluntarios salieron a realizar su trabajo, bajo el ardiente sol del norte del país. Chuzos, palas y otras herramientas pasaron a ser parte integral del “uniforme” de los voluntarios, ese uniforme que visten dos veces por año, pero que les sienta muy bien.
Desde desmalezamiento; limpieza de las orillas de un río; remodelación de una sede vecinal; operativos jurídicos, odontológicos y médicos; forrado de una casa; y una serie de actividades deportivo-recreativas para los niños de la comuna, completaron el programa propuesto por Asufinis.
Fueron días de trabajo duro, de sacrificio y esfuerzo; de dormir poco y alimentarse mal; días en que la ayuda al prójimo pasa a ocupar el primer lugar en las prioridades; días en los que el descanso puede esperar.
Cuando se piensa en acción social, se cree que la construcción de una mediagua es el epítome de lo máximo a que se puede aspirar; craso error. Muy lejos de aquello los voluntarios de la Finis completaron su tercer periplo en la localidad de la Cuarta Región; y no fueron a construir una mediagua, fueron a algo mucho más importante: a construir sueños.
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